Cuatro viajes, cuatro
He realizado cuatro viajes entre Ourense y Madrid en Talgo en el último mes de julio. Los cuatro llegaron con retraso: tres de ellos con más de una hora y uno con dos horas y media de demora. El tiempo previsto de viaje son seis horas. Si echamos cuentas nos sale una velocidad media propia de las diligencias del siglo XIX. Cuando me dispongo a hacer la correspondiente reclamación me encuentro con lo siguiente:
- Las indemnizaciones que me corresponden no las puedo consultar en ningún sitio, ya que según ellos "es una circular interna": no está a disposición del público. Y, por tanto, debo fiarme del jefe de estación.
- Pido la hoja de reclamaciones para formalizar una queja. Sorpresa: la hoja en cuestión es propia de Renfe, luego se dirige a las autoridades de Renfe y no a una entidad pública y neutral como cualquier establecimiento. Conclusión, Renfe es juez y parte.
- Comentarios con el resto de pasajeros arrojan luz sobre la cuestión: desde hace algunos años los retrasos son más la norma que la excepción. Mientras estoy haciendo la reclamación llegan decenas de viajeros molestos por un retraso de tres horas desde Barcelona. Conclusiones:
1. Renfe funciona aún con parámetros de los años cincuenta. Sigue tratando al usuario como un súbdito ignorante.
2. No es una casualidad. ¿No les da la impresión de que los servicios públicos elementales como sanidad, educación o transporte funcionan cada vez peor? ¿Alguien quiere acabar con ellos? Esto debe ser denunciado por intolerable.