Cocinar en casa hoy
Podemos definir qué es la cocina en casa hoy? La verdad es que sería tan difícil como definir la cocina pública, que es al fin y al cabo una conjunción de distintos tipos de cocina: la tradicional, la de producto, la fast food, la étnica, la contemporánea y la de vanguardia, entre otras. No hay una sola cocina en casa, sino que las hay de muy distintas. Entre los distintos condicionantes de una cocina, tenemos en primer lugar el del número de comensales, un factor que ha cambiado muchísimo respecto a tiempos pasados. Tenemos que pensar que, según las estadísticas, un 45% de los clientes de supermercado compra hoy sólo para una o dos personas. El cambio respecto a generaciones anteriores es espectacular. A partir de aquí, está claro que hay muchas preparaciones que no es lógico hacer sólo para una o dos personas, y tampoco hay que olvidar que lo práctico y lo económico son factores importantes para una familia numerosa. Otro factor que influye es que hoy en día los niños suelen comer en el colegio, lo que ha dado un vuelco radical al almuerzo. Esto, unido al hecho de que los mayores comen cada vez más fuera, es la causa de que la comida del mediodía en casa esté casi desapareciendo, sobre todo en las grandes ciudades. Otro factor a tener muy en cuenta es el de la falta de tiempo, que obliga a los que trabajan a dejar para el fin de semana la fantástica cocina de los guisos o de las preparaciones largas. El mayor protagonismo entre semana se lo llevan las preparaciones rápidas, como salteados, frituras, elaboraciones con pasta o con huevos, etcétera. Aquí es donde se mezclan la tradición y lo contemporáneo, dando lugar a lo que podemos denominar como la nueva cocina en casa. Ésta se suele hacer el noventa por ciento de los días y es aquí donde quizás los cocineros profesionales podemos ayudar más. Pero, ¡cuidado!: el ser rápido no significa que no podamos hacer algo mágico. El mejor ejemplo para ilustrar este concepto sería el huevo frito.
Podemos hacer un granizado de tomate. Se pasa el tomate por la licuadora y se añade aceite, sal, pimienta y orégano
- UNA CENA ROMÁNTICA. Lo mejor para una cena romántica es no tener que cocinar, más que nada por si sale mal... Si, a pesar de todo, usted (sea hombre o mujer) es de los lanzados e insiste en lanzarse al ruedo, no se complique la vida con recetas sofisticadas. Una solución vistosa y sencilla consiste en comprar una terrina de foie, que es algo con mucho glamour. Compre también lentejas en conserva (ni se le ocurra decir que lo son; el otro no lo notará) y haga una vinagreta con avellanas, aceite de oliva y vinagre, que pasará por la batidora. Sazone las lentejas, ponga el foie encima, de manera que no parezca una simple terrina (un poco de imaginación, por favor) y remate el plato con diferentes ensaladas. Hay un poco de curro, pero todo sea por el romanticismo. Otra posibilidad, ahora que se lleva lo japonés, es presentar una bandeja de colas de cigala crudas partidas por la mitad. Aunque el otro se sorprenda, no deja de ser un sashimi. Lo sazona a su gusto, por ejemplo con una vinagreta de zumo de naranja, aceite de oliva y hierbas aromáticas. Todo es frío, porque en una cena romántica, si no quiere aburrir a la pareja, no se va a levantar para ir a la cocina cada dos por tres. De postre, usted mismo.
- TOMATE. El tomate es un producto con muchas posibilidades. Puede hacerse con él, por ejemplo, un rico gazpacho de tomate y sandía. Se ponen en una batidora dos tercios de tomate y uno de sandía, se pasa por el colador, se le añade albahaca picada, sal y aceite de oliva y ya lo tenemos a punto. También podemos hacer un granizado de tomate. Se pasa el tomate por la licuadora y se añade un poco de aceite, sal, pimienta y orégano. A continuación, se guardan dos tercios en el congelador y un tercio en la nevera. Cuando ya está helado, y antes de comerlo, se añade al granizado del congelador el que hemos guardado en la nevera, así reforzamos el sabor. Si dispone de tiempo, haga una salsa de tomate. Pase el tomate por la licuadora, rehóguelo con aceite de oliva y un poquito de ajo, y cocínelo durante veinte minutos. Conseguirá una salsa de tomate fresca y con todo su sabor. (Con la colaboración de Xavier Moret).
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