Inexactitudes
En su columna del martes 29 de julio, Rosa Montero escribe acerca de los malos tratos a mujeres y cita el famoso caso de Beatrice Cenci. Al hablar de él se le han deslizado inexactitudes que conviene rectificar, si no por otro motivo, por el rigor que todo periodista debiera tener al manejar datos históricos, fácilmente comprobables. Primero: Lucrezia Petroni no era madre, sino madrastra de Beatrice Cenci, como segunda mujer de Francesco. Beatrice era hija de la primera mujer: Ersilia Santacroce. Segundo: el Papa que reinaba en 1599, año del célebre proceso, era Clemente VIII (Ippolito Aldobrandini) y no Clemente VII (Giulio de Medici). Tercero: es temerario -por no decir tendencioso- decir que el Papa castigó el parricidio de Francesco Cenci por "evidente complicidad" con éste, cuando en realidad Clemente VIII lo odiaba. De lo que se trató fue de dar un escarmiento a los barones romanos y demostrarles que la justicia papal era operativa (lo cual interesaba en vísperas del jubileo de 1600 para dar imagen de seguridad a los peregrinos). Cierto: la condena fue implacable, pero se ajustaba a la ley. Cuarto: es falso lo que se dice del suplicio de Beatrice y Lucrezia: ambas fueron sólo decapitadas en el puente de Sant Angelo. Ninguno de los ajusticiados fue atado a la cola de un caballo.
Si la fuente de Rosa Montero es Enrique Redel, hará bien este autor en modificar su nota en el libro citado por la articulista, la cual podría haber consultado escritores mejor informados como José Apeles Santolaria en Historias de los Papas. Si tiene a bien publicar esta carta será servida la verdad histórica. No porque hayan pasado cuatrocientos años estamos menos obligados a respetarla.
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