"Las políticas de inmigración son un poco caóticas"

Slobodan Milacic (Belgrado, 1937), profesor de Derecho Constitucional y Ciencias Políticas de la Universidad Montesquieu Bordeaux IV, participó hace unos días en el curso de verano de la UPV La inmigración en Europa. Allí subrayó la necesidad de debatir sobre este fenómeno "con ideas y no sólo con sentimientos y fricciones".

Pregunta. ¿Cómo juzga las políticas de inmigración que se están llevando a cabo en la Unión Europea?

Respuesta. Son deficitarias y un poco caóticas, no están suficientemente debatidas ni elaboradas. La política suele seguir con dificultad los hechos antes de preverlos y gobernar es prevenir.

P. ¿Qué pasos habría que dar?

R. Es un momento muy importante para debatir sobre la inmigración en el espacio público con ideas y no sólo con sentimientos y fricciones. Hay que poner sobre la mesa proyectos de políticas públicas a corto, medio y largo plazo.

P. ¿Considera preciso poner límites a la entrada de inmigrantes en Europa?

R. No puede concederse una entrada totalmente libre. Ninguna democracia avanzada ha podido permitirse ese lujo. Ni las legislaciones más liberales y optimistas recogen el derecho para todos de libre entrada en el territorio.

P. ¿Cómo cree que va a influir la ampliación de la Unión Europea?

R. Se planteará el mismo problema que ahora para los extracomunitarios. Además, los países del Este tienen fronteras muy permeables que pueden agravar la parte más peyorativa de la inmigración, que es la clandestinidad.

P. ¿Qué papel deberían jugar los países de origen de los inmigrantes?

R. Europa está atrayendo a las élites, a los cerebros de los países del sur, con lo que se agravan las condiciones de desarrollo de estos países. Esto no es bueno para ninguna de las partes. Si queremos tener mercados exteriores es necesario también ayudar al desarrollo sostenible de los países del sur y no vaciarles de todos los cerebros que tienen.

P. En cualquier caso, quizá habría que diferenciar entre la mano de obra cualificada y la que no lo está.

R. Existe una tensión entre la inmigración y el problema del paro de las economías europeas. Es un problema que existe, que está ahí y que no tenemos que ocultar. Incluso el mercado más sentimental prefiere la mano de obra fresca y más barata que la más mayor y más cara. Es duro, pero es así.

P. ¿Por qué esa tendencia a vincular el aumento de la inmigración con el incremento de la delincuencia?

R. No hay que mitificar ese problema y, sobre todo, hay que verificar siempre ese rumor. Luego hay problemas que nacen de la dificultad de integración. En este sentido, la falsa idea es pensar que la integración significa la identificación cultural. Eso no es así. La democracia se consolida totalmente con el multiculturalismo. Lo que se requiere es una integración política.