Ladrones de sueños
¡Por fin llegan las vacaciones! Mi mes. El mes por el que he sudado tinta los once restantes. Mi viaje. Para el que llevo todo el año ahorrando, a base de convertir mi nómina en un circo de tres pistas. Llega el momento. La oferta de viaje en una agencia de Internet. Increíble, se ajusta como un guante tanto a mi presupuesto como a mi sueño. Lo compro. ¡Me confirman la compra con un e-mail! Tan sólo me queda esperar a que me manden los billetes a casa. Uno, dos, tres, quince días. Llamo. Me informan que la oferta que contraté y me confirmaron no es válida, y me dan una opción a años luz de mi demacrado bolsillo. Me quedo en
tierra. ¿Hasta cuándo estos abusos de agencias de viaje en periodos vacacionales?
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