El estado de obras
La crisis de la Comunidad de Madrid tiene una gran virtud: todos entendemos ahora por qué la ciudad ha vivido 10 años entregada al dictado de las empresas constructoras.
Y también -¡oh estúpidos ciudadanos!- por qué ahora necesita una inmensa terminal ferroviaria en la Puerta del Sol en vez de, por ejemplo, un hospital sencillo y bien dotado en Carabanchel. La crisis de la Comunidad de Madrid permite entrever, con una nitidez inimaginable, el rastro de una empresa constructora detrás del rosario de ilustres apellidos de cada figura del Partido Popular. En fin, por el cemento hacia Dios. ¡Vivan el enjuague, el fin de las ideologías y don Gonzalo Fernández de la Mora! ¡Y que viva por siempre el glorioso ladrillo popular!
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