Los otros nombres del Sant Jordi
Siempre a la sombra del estadounidense Michael Phelps, la figura incontestable, otros cuantos nadadores han conseguido ganarse su cuota de protagonismo en unos Mundiales deliciosos
- IAN THORPE. Su crédito de campeón no se ha resentido en los Mundiales de Barcelona, donde sólo se ha producido una novedad en el australiano: no ha batido ningún récord del mundo. Para un hombre que salía a dos o tres plusmarcas por año, esta realidad obliga a pensar en un nadador que comienza a administrar sus esfuerzos, en parte por la dificultad de superar unos registros de gran calado y también por la ausencia de rivales de garantía en las pruebas que mejor domina, los 200 y 400 metros libre. Sus progresos en 100 metros libre son cada vez más evidentes. Nunca será un especialista puro, pero en un buen día puede imponerse a los mejores. Esto podría suceder en los Juegos de Atenas, a poco que a Popov le pesen los años y Van den Hoogenband no regrese al estado de forma que le consagró en Sydney 2000. Su exploración de los 200 metros estilos ha sido un desafío y un éxito a la vez. Su segundo puesto es una noticia tan relevante como cualquiera de sus victorias en los 200 y 400 metros libre.
- ALEXANDER POPOV. Ganó las pruebas de velocidad con una autoridad inesperada. Durante los tres últimos años no había podido superar a Van den Hoogenband, y no era fácil pronosticar su triunfo en Barcelona, que se ha convertido en el escenario de sus mayores éxitos. Como ocurrió hace once años, en los Juegos Olímpicos, Popov ha dominado las pruebas de 50 y 100 metros libre, con las marcas de sus mejores épocas. Y además se ha permitido el regalo de la victoria del equipo ruso en los 4x100 metros libre, prueba que siempre parece reservada para los estadounidenses y australianos.
- KOSUKE KITAJIMA. Nunca han faltado bracistas de primera en Japón, que compite con Hungría en la fabricación de especialistas extraordinarios. Kitajima es la decantación de los mejores bracistas japoneses. Con un físico nada impresionante, mide 1,75 metros, batió los récords mundiales de 100 y 200 metros. Sus marcas fueron espectaculares, pero más impresionante resultó su dominio de la escena, la capacidad para imponerse cómo, dónde y cuándo quiso.
- GRANT HACKETT. Eclipsado por Ian Thorpe en las pruebas de 200 y 400 metros libres, donde no puede quitarse los complejos frente a su compañero, Hackett se transformó en un huracán en las carreras de fondo. Ganó los 800 y 1.500 metros con tanta claridad como ausencia de oposición. Por lo que parece, el fondo ha perdido gancho entre los nadadores. Fuera de Hackett, los registros permanecen casi estancados en los últimos 20 años. Nadie sufre tanto este problema como el nadador australiano, cada vez más aburrido de ganar sin obtener ningún reconocimiento a cambio.
- IAN CROCKER. El Beamon de Barcelona. De forma inesperada puso el récord del mundo de 100 mariposa en menos de 51 segundos, un recorte de casi un segundo con respecto a la marca que tenía el australiano Michael Klim antes de los Mundiales. La marca fue sensacional, pero la noticia estuvo en su victoria sobre Michael Phelps, el hombre de los campeonatos. Crocker, que siempre había merecido una gran consideración como mariposista, ha abandonado su papel de secundario para convertirse en una estrella. Simplemente porque fue el hombre que mató a Liberty Valance.
- VAN DEN HOOGENBAND. Sus duelos con Thorpe y Popov se saldaron con derrotas incontestables. Lejos de su mejor estado físico, flaco como nunca, el holandés decepcionó en los Mundiales. Estuvo lejos de sus mejores tiempos en todas las pruebas. Atrás quedó su imparable pujanza en los Juegos de Sydney, donde se permitió vencer a Ian Thorpe en los 200 metros libre. Su actuación en Barcelona abre incógnitas con respecto a su futuro en Atenas 2004.
- INGE DE BRUIJN. La velocista holandesa ha estado casi tapada durante los últimos tres años. Después de su arrollador paso por los Juegos de Sydney, donde ganó en 50 metros libre, 100 y 100 mariposa, De Bruijn ha elegido un calendario poco exigente para preparar su gran regreso a la escena olímpica. Por si acaso ha enviado un mensaje contundente a sus rivales con sus victorias en los 50 metros libre y los 50 mariposa. En Atenas disputará las pruebas de 100 en las dos especialidades. Lo hará como favorita indiscutible.
- JENNY THOMPSON. Abandonó la natación después de Sydney. Tenía 27 años y una impresionante colección de medallas (la mayor en la historia del deporte estadounidense). Dedicó su esfuerzo a obtener el doctorado en medicina por la Universidad de Columbia y terminó sucumbiendo a la pasión de su vida. Regresó a la natación el pasado año. Los resultados han sido sobresalientes. Ganó la final de 100 mariposa y fue segunda en los 100 metros libre, además de incorporarse a las pruebas cortas de ambas disciplinas. Su objetivo es Atenas porque hasta ahora no ha conseguido ningún oro individual en los Juegos, a pesar de las diez medallas que ha conquistado desde su aparición en Barcelona 92.
- LUO. China no ha logrado grandes resultados en los Mundiales. Desde luego no es el abrumador país que arrasó en los Mundiales de Roma 94, donde se abrieron graves sospechas sobre el uso de drogas como la clave del éxito de sus nadadores. Luo ha sido la mejor representante china, con victorias en los 50 y 100 metros braza, además del segundo puesto en 200, donde fue superada por la renacida Amanda Beard. Luo es el buque insignia de un equipo que pretende armar un formidable ejército de nadadores para los Juegos de Beijing 2008.
- EVA RISTZOV. Hungría no ha ganado ninguna medalla de oro en los Mundiales, pero nuevamente ha dejado la huella de un país con una larga tradición de campeones. Ristzov es la última joya húngara, la sucesora de Cristina Egerszegi y Agnes Kovacs. Participó y ganó medallas en las pruebas de 400 metros estilos, 200 metros espalda y 400 metros libre. Su versatilidad es tan grande como su talento. En Atenas será una de las grandes protagonistas.
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