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Reportaje:

Al cine con el perro y el bocata

El certamen de películas al aire libre del parque de La Bombilla ofrece hasta cuatro títulos diarios en un ambiente festivo

Disfrutar del espectáculo bajo la luz de la luna con un bocadillo y una lata de refresco. Sólo, en familia o con amigos. Ver una película y, si no te gusta, cambiar de sala a la mitad de la sesión. Fumar, charlar, reír o incluso llorar, aprovechando la noche de un caluroso verano, acompañado de las escenas de acción de Matrix 2, por ejemplo. Ofrecer toda esta gama de posibilidades de disfrutar con el séptimo arte es el propósito del Fescinal de Madrid, el Festival de Cine al Aire Libre, organizado cada año por el Ayuntamiento dentro de los Veranos de la Villa. Las sesiones se celebran, todos los días, del 26 de junio al 31 de agosto, en el parque de la Bombilla (Moncloa).

Juan es aficionado a las salas de cine, pero en cuanto llega el buen tiempo no las pisa. Hace ya tres años que es fiel al Fescinal. Este chico de 27 años sólo le ve ventajas al cine de verano. "Puedes fumar, beber y cenar mientras ves la película, es estupendo", argumenta. Bea, de 22 años, comparte su opinión. Con el Carné Joven, la entrada les sale por tres euros (cuatro para el resto), más barato que en una sala.

David Lluesma, gerente y proyeccionista del festival, explica las peculiaridades de este certamen: "Aquí el público no viene sólo a ver una película, sino más bien a disfrutar, a tomarse una copa, a estar con el perro. No es lo típico de un cine donde todo el mundo permanece callado y sentadito. Aquí, la gente se lo pasa pipa".

Y esa posibilidad de estar "a tu bola" es el mayor atractivo de la iniciativa. Para Concha, de 42 años, el cine al aire libre supone un momento de descanso: "Vengo unas tres o cuatro veces en el verano. Veo muchos vídeos y me cuesta librarme del trabajo y de los niños, pero aquí se disfruta porque puedes estar con los amigos y comentar con ellos la película".

Lluesma lleva 20 años metido en los entresijos del cine de verano, desde que empezó con su madre, Rita Sonlleva, fundadora y directora del Fescinal. Disponen de 2.000 plazas, 1.500 en la pantalla 1 y 500 en la 2, pero pueden aumentarlas. "Como son sillas de plástico, las que faltan en un lado se cogen de otro. El año pasado, por ejemplo, los espectadores se sentaban en el suelo y a nadie le importaba", asegura.

Beatriz frecuenta este cine bajo las estrellas varios días a la semana. Acude directamente al salir del trabajo y disfruta de la película mientras come su bocadillo, "cosa que en una sala no puedes hacer". A esta mujer de 39 años el festival le permite "desconectar" de su trabajo. "El que sea al aire libre es muy agradable; además, sale más económico y recuperas películas que en los cines normales ya no ponen y que no has podido ver en su momento", explica. Alfonso, sin embargo, es nuevo en este cine al aire libre. Lo conoció gracias a una "novieta". "Hasta entonces ni siquiera sabía que existía, y eso que soy madrileño, pero me gusta, es muy relajado", reconoce.

Cintas para niños

Sonlleva recalca que para que el cine de verano funcione es necesario programar una película comercial por noche (normalmente, a las 22.30 en la pantalla 1). Pero a través de la sala 2 intentan diversificar la oferta con cine infantil durante los fines de semana, películas españolas de contenido social como Los lunes al sol, o cintas extranjeras menos comerciales como Café de noche.

Los promotores del Fescinal se muestran muy satisfechos con el funcionamiento de los ciclos como los de Chicago, Moulin Rouge, X-Men y X-Men 2 o El Señor de los Anillos 1 y 2. Destacan asimismo que cada día tienen más tirón las películas españolas, y comentan, asombrados, que con la proyección de Los soldados de Salamina el lleno fue casi total.

Sonlleva y su hijo quieren aprovechar el festival para programar películas en versión original y promocionar el cine español. Para ello, los miércoles y los jueves, después de la película, organizan un coloquio con los directores y los actores en el que el público puede plantear sus dudas y críticas.

La variedad en la programación atrae espectadores de cualquier edad y clase social. "Como englobamos todos los estilos del cine, tenemos un público variado, desde los jóvenes que vienen, sobre todo, atraídos por las películas en versión original, hasta la familia entera, con la abuela, el abuelo y el perro, interesados en ver la típica cinta familiar como Mortadelo y Filemón", asegura Lluesma, y añade que 6 de cada 10 espectadores van a estas sesiones al aire libre desde hace años.

El cine de verano es también un recuerdo de otra época para muchos de sus espectadores. Ése es el caso de Custodio que, a sus 67 años, no se pierde las sesiones de La Bombilla porque le hacen sentirse como cuando, de chico, disfrutaba de las películas al aire libre en los calurosos veranos de Sevilla.

Fescinal 03. Parque de la Bombilla (avenida de Valladolid. Metro Príncipe Pío). Teléfono 91 541 55 45. Entrada: 4 euros. Carné Joven y tercera edad: 3 euros.

A merced del buen tiempo

Al proyectarse a techo descubierto, el cine de verano está condicionado por la climatología. "Todo el éxito del festival depende del tiempo. El año pasado, por ejemplo, sólo tuvimos un mes benigno y no hicimos un buen festival", asegura David Lluesma, gerente del Fescinal. Pero este verano está resultando uno de los mejores gracias a las buenas temperaturas. "Tenemos una media de 700 espectadores diarios, lo que significa 500 los días laborables y 1.500 los fines de semana, sobre un aforo total de 2.000 personas".

Lluesma puntualiza que el éxito del Fescinal se debe también en gran parte a que en el cartel incluyen cintas recientes. "Ofrecemos prácticamente todas las películas que han estado en cartel durante el invierno e incluso algunas que todavía se están proyectando, como Chicago, o recién estrenadas, como Hulk o 28 días después". Proponen 200 títulos para todo el verano: tres películas diarias los días laborables, dos en la pantalla grande y una en la pequeña, y cuatro los fines de semana.

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