Once años para 1,5 kilómetros de circunvalación
En el bar de Mariano, en Burguillos (Toledo), el estruendo de los camiones, que invaden la acera a su paso, impide a los parroquianos escuchar en televisión los esperados primeros balbuceos en español de David Beckham, la penúltima superestrella del Real Madrid. "Llevo oyendo que se va a hacer la variante desde que me instalé aquí hace siete años", asegura Mariano, quien reconoce que es necesario desviar el tráfico del centro del pueblo aunque perjudique a su negocio, que se nutre de los viajeros de paso. Burguillos, un pueblo de 980 habitantes a 12 kilómetros al sur de Toledo, tiene una ermita del siglo XI, una plaza mayor del XV y una carretera -la nacional 401(Madrid-Ciudad Real)- que lo parte en dos mitades desde los años 20. En septiembre de 1992, el Gobierno socialista aprobó un estudio para construir una variante de 1,5 kilómetros para desviar el tráfico del centro del pueblo. 11 años después, una media de 7.162 vehículos diarios -muchos de ellos camiones de gran tonelaje- siguen pasando, en algunas ocasiones a menos de medio metro de las puertas de los vecinos.
"Esto es peor que Madrid en hora punta", se queja Gregorio alzando la voz
En el tramo se han producido varios accidentes, la mayoría junto a la escuela
El retraso de esta modesta obra no obedece a problemas geológicos insalvables o a dificultades para expropiar las fincas afectadas por la variante. La culpa es del euro. Eso es al menos lo que se desprende de una respuesta del Ejecutivo a la diputada socialista Raquel de la Cruz: "El proyecto se encuentra actualmente pendiente de aprobación del documento de adaptación al euro".
En la misma contestación, el Ejecutivo recuerda que en diciembre de 1995 se aprobó el proyecto con presupuesto de 868 millones de pesetas. En octubre de 1996, el plan superó la declaración de impacto ambiental. En 2002, después de que se solucionaran todas las indemnizaciones a los afectados por el embargo de fincas, el plan entró en los Presupuestos Generales del Estado para este año. Todo debería estar dispuesto para acometer las obras. Sin embargo, los trabajos, que, de acuerdo con los presupuestos, deberían iniciarse en 2003 y terminarse en 2004, aún no han sido licitados.
El hecho de que el Gobierno se escude en que tiene que adaptar el proyecto a la moneda única es "una tomadura de pelo a los vecinos y a los conductores", asegura De la Cruz, que desde 2001 ha formulado al Ejecutivo una decena de preguntas acerca de la variante a instancias de la agrupación socialista de Burguillos.
Sin embargo, el ruido y las molestias no es lo que más preocupa a los vecinos. Desde 1992, una persona ha muerto, 23 han resultado heridas graves, y 17 leves en 15 accidentes de circulación en el tramo que se pretende sortear con la variante, según datos de la Dirección General de Tráfico. "Casi todos los accidentes los provocan jóvenes que vuelven por la mañana de la discoteca de Sonseca", afirma el portavoz del grupo municipal socialista, Luis Galiano. Y señala el punto de mayor siniestralidad: una curva al lado del colegio. "De todos modos, es un milagro que no haya más accidentes. Esto es una auténtica locura", se indigna una vecina que no sabe "ni cuántos años llevan ya diciendo que van a hacer la desviación".
Los representantes municipales del PSOE apuntan a que el ministerio de Fomento ha retrasado a propósito la obra "por tratarse de un proyecto de la época socialista". Además, acusan al alcalde, Julián Turrero, del PP, de no haberse preocupado de la construcción de la variante hasta que los socialistas decidieron llevar el asunto al Congreso de los Diputados.
"No entiendo por qué dicen eso, nosotros somos los primeros interesados en que la carretera no pase por el centro del pueblo", se defiende Turrero. El alcalde popular añade que a partir del mes de septiembre presionará al Ministerio de Fomento "política, mediática y judicialmente" para que acometa las obras: "Si hay que cortar la carretera, se corta". Julián Turrero resume en una frase el problema de Burguillos: "Antes la gente vivía de la carretera, ahora no puede vivir con la carretera".
María Sánchez y Gregorio Briones, un matrimonio de jubilados, colocaron hace unos años una pequeña valla metálica delante de su casa para que sus nietas no salieran corriendo a la carretera. La protección, de aspecto frágil, luce una abolladura producida por un camión. "Por las mañanas parece como si los coches se metieran en la alcoba", se queja María. Su marido lo corrobora: "Esto es peor que Madrid en hora punta".
Los fines de semana y los puentes se forman caravanas de hasta tres kilómetros en la N-401 a la altura de Burguillos, donde confluye, además, otra carretera que sirve a los pueblos de la zona sur de Toledo. "A veces me tiro 20 minutos para poder cruzar la calle", asegura Gregorio, levantando la voz para hacerse oír por encima del rugido de los motores. Su mujer duda de que vivan lo suficiente para ver su pueblo sin coches. Y en el bar de Mariano los parroquianos se conformarían con poder escuchar el Telediario.
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