En busca de ritmos primitivos
Un grupo de malagueños pasa seis meses al año en Senegal para aprender percusión y danza
Borom Tamba es una expresión senegalesa que significa "el dueño de la plantación". En Málaga, en el hemisferio opuesto, Borom Tamba es el nombre de un grupo de ocho malagueños que tocan y bailan canciones africanas tradicionales de países como Senegal, Guinea, Mali o Burkina Faso. El dueño o maestro al que hacen referencia es Mamadou Kane, un senegalés que ha dado la vuelta al mundo en tres ocasiones con distintos ballets tradicionales. Sergio, Fali, Jorge y Manuel son fruto de sus enseñanzas. Allí, en la tierra natal del maestro, han aprendido los secretos del djembe (percusión africana), de los ritmos primitivos con los que el hombre comenzó a comunicarse, cuna de rituales y costumbres asociados a una danza llena de vitalidad que nace de lo más profundo.
Sergio Montero, solista y una de las almas del grupo, fue el primero en llegar a Senegal. Cuando vivía en Londres conoció a algunos compañeros que le hablaron de Mamadou Kane y pensó que no podría aprender lo que era el djembe de verdad si no lo conocía en su propio contexto. Desde entonces, hace ya cinco años, pasa seis meses en el país africano y seis meses en Málaga. Allí aprende y también trabaja en diferentes grupos con su maestro. Cuando vuelve, actúa con Borom Tamba.
"Esta formación nació de un sueño. Cada uno por separado soñamos que estábamos actuando y fuimos buscando nuestro propio camino para aprender el instrumento que tocábamos", comenta Sergio. Los cuatro amigos que comenzaron el grupo se conocen desde pequeños. A todos les movía un amor especial por la música. "Año tras año fuimos a Senegal a aprender con Mamadou Kane. Algunos trabajamos también en el Ballet Velin Gara y Bassicolo, hacemos ceremonias tradicionales", añade Sergio.
Todos los integrantes de Borom Tamba dejaron sus trabajos para dedicarse plenamente a la percusión. Durante medio año, desconectan sus teléfonos móviles, se olvidan del despertador y las prisas y cambian el modelo de vida occidental para sumergirse en la cultura senegalesa. "Me atrajo la fuerza de esta música, lo oscura que es. No es comercial aunque sea fácil de adaptar a otros estilos, porque es muy viva y tiene mucho ritmo", concluye Sergio. Marichón Lloret, la coreógrafa del grupo, opina lo mismo que su compañero.
Desde hace tres años ella también se marcha para aprender con una bailarina. "Cuando vives allí te das cuenta de cómo son. Ves que los movimientos tienen mucho que ver con la fuerza interior que tienen", afirma la coreógrafa. "Ellos subsisten con lo mínimo y notas que aunque no tengan nada son felices. Entonces reflexionas y te das cuenta de lo positivo que tiene la danza y la música en estas culturas", añade. Borom Tamba ha logrado ser más que un grupo de música étnica. Son malagueños comprometidos con una cultura que ya aman como la suya propia.
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