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La convivencia, valor estratégico

La ciudad es desde luego uno de los grandes inventos de la Humanidad, es el mejor y mas complejo artefacto ideado para la convivencia. Incluso aquellos que hoy viven en el campo, en los bosques o en las grandes extensiones despobladas de la Tierra, gracias al desarrollo prodigioso de los medios de comunicación y de las tecnologías, están hoy también conectados a la ciudad y a sus problemas.

Esta hegemonía social de lo cívico no puede dejar de tener significados que van mas allá de lo aparente, si es que es cierto el pensamiento de Heidegger que asocia íntimamente en la condición humana el habitar, el pensar y el construir. La forma de habitar el Mundo nos constituye como seres humanos, somos precisamente habitando, y la ciudad es nuestro hábitat más característico.

Los desencuentros y conflictos no deben inquietarnos si se mantienen dentro de los márgenes del respeto
La ciudad es el espacio de la diferencia y la pluralidad. Por eso su bien más preciado es la convivencia

La ciudad, civitas-polis -que da nombre a "civilización", "civil", "cívico", "ciudadano", "política", "policía", "politesse"...- es, como declara la Carta de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad (Saint Denis-Francia, 2000), "el espacio de todos los encuentros por lo tanto de todas las posibilidades, (...) es el terreno de todas las contradicciones y de todos los peligros: en el espacio urbano de fronteras inciertas aparecen todas las discriminaciones ancladas en el paro, la pobreza, el desprecio de las diferencias culturales mientras que al mismo tiempo se esbozan y se multiplican prácticas cívicas y sociales de solidaridad".

La ciudad es el espacio público por excelencia, es un espacio de uso intensivo en el que se cruzan todos los días y en cada calle gentes, hombres y mujeres de diferente condición, con diferentes proyectos biográficos, diferentes horizontes ideológicos o religiosos, y sin embargo conciudadanos. La ciudad es el espacio de la diferencia y la pluralidad, de ahí que civilización signifique precisamente gestión civil (ni militar, ni sacerdotal ) de las diferencias.

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De ahí también que el bien más preciado sobre el que se funda la ciudad sea precisamente la convivencia.

La ciudad moderna, y aún mas la postmoderna urbe de este siglo XXI, no tiene ya murallas y portazgos, pero como la ciudad medieval se amuralla simbólica e institucionalmente contra la violencia; es la estirpe de Caín, fundadora de ciudades que levanta precisamente sobre la vergüenza de su crimen originario, con el pacto expreso de que dicho crimen no puede volver a repetirse. La ciudad, con todos los servicios que presta a los ciudadanos, se amuralla tras las paredes de la amistad civil, tras ese compromiso de asumir la resolución de nuestros conflictos mediante el derecho y la confrontación política.

En el marco del Plan Estratégico de la ciudad 2010, se están realizando en Vitoria-Gasteiz encuentros abiertos al mayor número posible de ciudadanos -individualmente considerados y también asociados en grupos- para que a partir de sus propias experiencias evalúen y diagnostiquen la convivencia en Vitoria-Gasteiz y en su caso apunten iniciativas dirigidas a mejorarla.

Donde hay seres humanos viviendo juntos hay, naturalmente, encuentros y desencuentros, realizaciones comunes y conflictos. Esa comprobación natural e inmediata no tiene por qué angustiarnos, siempre que esos desencuentros y conflictos se mantengan dentro de los márgenes que hacen posible también la cooperación y el respeto a los derechos de todos.

La democracia es, en última instancia, un sistema de organización jurídica y política de la cooperación, y también de la competencia entre grupos y personas; de la armonía y también del conflicto, que nace no sólo de las diferencias de intereses sino incluso de las diferencias de percepción y valoración de la realidad como consecuencia de las diferencias razonables que nacen de nuestra libertad.

Como Síndico-Defensor Vecinal he aceptado participar en esos encuentros porque creo que aportan al Plan Estratégico un conjunto de reflexiones valiosas para entender nuestro presente y para planificar la acción estratégica con la que queremos llegar a un futuro mejor.

Para llegar a ese futuro que deseamos es decisivo que seamos conscientes que la convivencia es, en efecto, un valor estratégico de la ciudad y su justificación última.

Javier Otaola, abogado y escritori, es Síndico-Defensor Vecinal del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.

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