Rajoy ve fuera de la Constitución la reforma del Estatuto de Maragall

Mariano Rajoy, vicepresidente y portavoz del Gobierno, aseguró ayer que el proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña que plantea el líder del PSC, Pascual Maragall, es "una apuesta que no está en la Constitución", ni en "el espíritu ni en el texto", porque reclama "competencias que no son transferibles" y supone "romper absolutamente con lo que hay". Rajoy reclamó a Zapatero que "aclare" su posición.

El vicepresidente primero aprovechó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para acentuar la polémica con el PSOE a cuenta del proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña. Respondió con detalle y sin escudarse en la ironía las preguntas sobre este asunto. El portavoz aseguró que él no quería "hacer un debate público con Maragall" pero que su propuesta supone "un cambio radical en las reglas del juego", es decir, tanto en la Constitución de 1978 como en el Estatuto de Cataluña, vigente desde hace 23 años. "El propio [Jordi] Pujol nunca planteó en serio y de verdad una reforma a fondo del Estatuto porque sabía que fue una regla de juego que todos nos dimos y en la que todos cedimos".

Rajoy puso varios ejemplos de por qué el plan de reforma estatutaria de Maragall "rompe" con la Constitución aunque "haga el mayor esfuerzo" para mantener que no modifica la Carta Magna. Y pidió al líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que diga si apoya este proyecto que, en opinión de Rajoy, reclama competencias que son "exclusivas del Estado", como legislar en las áreas de educación, sanidad, vivienda, universidades, inmigración, urbanismo, industria, puertos y aeropuertos, así como pretender que la Generalitat sea la única administración presente en suelo catalán.

También es contrario a la Constitución, según el vicepresidente, pretender que Cataluña participe directamente en las instituciones de la UE o que se beneficie de un sistema económico similar al del cupo vasco. "Si extendemos el sistema de cupo a otras comunidades sería matemáticamente imposible mantener el modelo de Estado que tenemos", afirmó.

Rajoy también respondió con detalle a las preguntas sobre la situación en el País Vasco ante el "desafío rupturista" del lehendakari, Juan José Ibarretxe. El vicepresidente pidió a los empresarios vascos que recuerden al Gobierno de Vitoria que "no puede actuar de forma unilateral para romper las reglas del juego". La ruptura puntual a la que se refirió Rajoy es el descuento "unilateral de 32,2 millones de euros por gastos que dicen haber tenido en cuestiones sanitarias" en la cantidad a aportar al cupo. Ese descuento ha sido decidido por el Ejecutivo de Vitoria, lo que, según Rajoy, "es una ruptura de las reglas del juego que no es de recibo".

Las respuesta del vicepresidente se tornaron en bromas y evasivas a la media docena de cuestiones que se le plantearon sobre la sucesión. Subrayó estar totalmente de acuerdo con el presidente, José María Aznar, con que el próximo presidente del Gobierno será "buenísimo". Aparentemente, estaba dando por hecho que será del PP. Y evitó pronunciarse sobre si el sucesor debería implicarse en la campaña electoral de la Comunidad de Madrid. Aquí optó por una broma en la que podía interpretarse que él, personalmente, preferiría no involucrarse en ese lío. Y, eso sí, reiteró que "toda la opinión pública sabe" que la crisis de la Asamblea de Madrid es "un asunto interno de la FSM" en la que el PSOE lo está haciendo tan mal "que se lo está poniendo difícil incluso a aquellos que quieren ayudarles".

El ministro de Justicia, José María Michavila, acompañó al vicepresidente para exponer tres nuevos proyectos de "modernización" de la Justicia: sobre el lenguaje jurídico, el proyecto de ley de arbitraje y la modernización de los archivos judiciales.