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Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Choque de trenes averiados

Es Los reyes del crimen un aparatoso y estruendoso thriller con aires de western de persecución hasta la muerte. Va de bronco e implacable, pero lo cierto es que ha sido impreso sobre la brillantina de un moderno papel de lujo, ese que ahora se estila para dar opciones de cambio de registro a las estrellas excesivamente embadurnadas de cosmética rosa. Ahora le toca a Kevin Costner el turno para adecentar su muy deficiente carrera introduciendo en ella un personaje de villano, pero es un actor tan limitado que naufraga y se ahoga en su propio caramelo y le sale un criminalito lleno de guiños, un pelele de palo, un malo incapaz de hacer visible un rasgo de mala leche.

Pero, para que la cosa pase inadvertida, Kevin Costner cuenta con la ayuda de la presencia enfrente de un actor tan malo o peor que él, Kurt Russell, con el que el director Demian Lichtenstein, que es tan cortito como sus estrellones, organiza un auténtico choque de trenes averiados, pues a ambos se les ve el clamor de la chatarra de su equipaje artístico de duros sin norte. Y así, por vía indirecta, éste desnudamiento convierte a Los reyes del crimen en una mala película relativamente saludable, pues, sin proponérselo, desvela el vacío que reina dentro de dos falsas plenitudes del cielo de Hollywood.

LOS REYES DEL CRIMEN

Director: Deman Lichtenstein. Intérpretes: Kurt Russell, Kevin Costner, Courtney Cox, Christian Slater, David Arquette. Género: Acción. Nacionalidad: E E. UU., 2003. Duración: 120 minutos.

En medio de un concurso de imitadores de Elvis Presley, Costner, Russell y su pandilla organizan la mascletá del atraco a un casino, y por este agujero argumental se cuelan en la pantalla todos los efectismos del mundo, todas las acrobacias homicidas imaginables y todos los virados, ralentís, aceleraciones, forzamientos ópticos y demás parentela de recursos destinados a exiliar a la emoción, la verdad y la gracia de la pantalla, cosa que obviamente consiguen.

Kevin Costner, en el centro, en <i>Los reyes del crimen</i>.
Kevin Costner, en el centro, en Los reyes del crimen.

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