España sale airosa de una zurra
Pese a la baja de Rollán y a llegar con derrota al último cuarto, la selección noquea a la siempre rocosa Rusia
Sin gorro, de tanto zurrarse con los rusos, pero con una sensacional astucia táctica, sacando lo mejor de su repertorio cuando estaba contra las cuerdas, España se llevó un partido que le da derecho a viajar en autopista hacia los puestos punteros del campeonato. Lo consiguió a pesar de la sensible baja de un pilar como es Rollán, que sufre una lesión muscular. El también madrileño Andreo cubrió perfectamente la portería aunque el equipo ruso se las hizo pasar canutas.
La velocidad que le metió el equipo español al juego sorprendió por completo al equipo ruso, que sufrió de lo lindo en el primer cuarto. Bastante tuvo en esa fase con salvar los muebles y dosificar a su boya, Chomakhidze, que echaba el bofe piscina arriba, piscina abajo, harto de ver a Guillermo Molina en un lado y a Iván Moro o Marcos en el otro. Asentado Andreo bajo palos y desvencijada la defensa rusa, el equipo español dio brillo a la fantasía de su juego ofensivo. Pero Rusia reaccionó a base de presionar por toda la piscina, que se convirtió en un chapoteo tal que, hasta que los árbitros no interrumpían el juego, pocas veces se sabía dónde se encontraba la pelota.
ESPAÑA 10 - RUSIA 8
España: Andreo; Molina, X. García, Gabi Hernández (2), Ballart (1), Gómez (2) e Iván Pérez (2); Sánchez Toril (1), Pedrerol (2) e Iván Moro.
Rusia: Maksimov; Kozlov, Eryshov (2), Chomakhidze (1), Stratan (1), Gorchov (1) y Garbuzov; Iatsev (1), Zinnourov (1), Rekechinski, Zakirov (1) y Balashov.
Parciales: 4-2, 1-3, 1-2 y 4-1. 3.000 espectadores en la piscina del CN Barcelona.
España acusó el desgaste. Se abrió en defensa, concedió varios goles con errores sucesivos como fueron no cerrar el ángulo a los extremos rusos y no resolver en los rechaces de Andreo. Lo que sucedía en defensa repercutía directamente en ataque. España se quedó bloqueada en el segundo y tercer tiempo. Rusia se situó con una ventaja de dos goles, 5-7, y unas expectativas inmejorables, porque el que acusaba el esfuerzo de la batalla era Iván Pérez, un jugador cuya envergadura física y habilidad en el puesto de boya resultaba ayer más imprescindible que nunca.
Una jugada de picardía de Pedrerol, que asistió mirando a otro lado a Iván Pérez, desbloqueó el ataque español. Fue un gol providencial que permitió a España encarar el último cuarto sin tantas urgencias, aunque con la presión de que todavía perdía. Fue entonces cuando Gabi Hernández soltó su brazó, cuando Pedrerol coronó una jugada trenzada y cuando los movimientos de Guillermo Molina en punta de ataque provocaron un penalti que transformó Ballart. Los rusos no lograban dar con la tecla para frenar el juego ofensivo español. Joan Jané pidió un tiempo muerto y el equipo español administró entonces su ventaja con una maestría que demostró una solidez táctica que invita a soñar.
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