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Los pilotos se salieron de la ruta prevista para aterrizar

Miguel González

El Yak-42 no se desvió en el último momento de la senda de aterrizaje en el aeropuerto de Trabzon, sino que hizo mal toda la maniobra de aproximación, al margen de la ruta prevista. Según explicó ayer el ingeniero aeronáutico turco Aytar Aitac, miembro de la comisión de investigación, el avión fue autorizado a descender a 6.000 pies, pero se situó a siete millas de distancia, en lugar de las 10 previstas, y tomó una "ruta abreviada". Tras bajar hasta los 584 pies y no localizar visualmente la pista, abortó el primer aterrizaje.

Posteriormente, la aeronave, que volaba a una velocidad "bastante alta", volvió al punto de la radio ayuda (VOR) para entrar en la ruta de espera, con la indicación de mantenerse a 6.000 pies. En vez de hacerlo, subió hasta los 6.200 pies, realizó un giro de 194 grados y bajó hasta los 4.400 pies, dirigiéndose hacia una zona de montañas, al sur del aeropuerto, donde está prohibido volar a menos de 11.500 pies. Su ala derecha colisionó contra el suelo y se produjo la catástrofe.

Todos estos datos han sido reconstruidos por la comisión investigadora a partir de la caja negra FDR del Yakovlev pues, como reconoció su presidente, el turco Umit Cendet, el aeropuerto de Trabzon carece de radar de aproximación. Si lo hubiera tenido, los controladores habrían podido avisar a los pilotos de que estaban fuera de la ruta correcta. Sin embargo, Cendet restó importancia a este hecho y recordó que los pilotos tienen la obligación de estudiar antes de cada vuelo las cartas de aproximación de los aeropuertos que van a utilizar.

Caja negra averiada

La avería de la otra caja negra (el registro de voz de cabina o CVR) impedirá saber si los pilotos eran conscientes de lo erróneo de su maniobra o creían circular correctamente. El presidente de la comisión reconoció que las conversaciones de los tripulantes, de haberse grabado, habrían "ilustrado claramente el motivo del siniestro". "Nunca se podrá saber con certeza la causa del accidente, sólo la probable", se lamentó, aunque agregó que lo mismo ocurre en muchos siniestros similares.

A preguntas de la hermana de uno de los militares fallecidos, el comandante José Manuel Ripollés, el responsable turco admitió que el registrador de voz ya estaba averiado antes del accidente y que la legislación prohíbe volar sin este sistema en funcionamiento. Cuando se le preguntó por qué despegó el avión, respondió: "Lo único que podemos decir es que el registro de voz no estaba funcionando".

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Cendet insistió en que sus conclusiones son "preliminares" y en que "tardará mucho tiempo" en conocerse el informe definitivo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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