¿La arruga es bella?
Aunque el título del programa sea Vivo cantando, la vitalidad y la afinación no han brillado excesivamente en sus primeras semanas de emisión. La nostalgia no da para alimentar esta reiterativa gala centralizada en un plató-teatro itinerante que recuerda el de La noche de Fuentes... y Cía. con toques de psicodelia y un guión aliñado con polvo de archivos. En 1993 se montó una gira titulada Los entrañables 60, con Jeanette, Tony Ronald, Micky y Lorenzo Santamaría, que podría considerarse pariente de este televisivo VC. Deudor de la España de monopolio audiovisual y Escala en Hi-Fi, el valor de esta Operación Triunfo para viejas glorias radica en el esfuerzo que hacen sus actores para procurar no cruzar la frontera que separa lo entrañable de lo patético. Tele 5 da la posibilidad a Alma María, Karina, Micky, Elsa Baeza, Tony Ronald, Helena Bianco, Juan Bau y Braulio de ser descubiertos por generaciones que no tuvieron que vérselas con su repertorio. Los que fuimos perseguidos por todos ellos en pistas de auto-choque y otras formas de megafonía impune, nos resignamos a más tazas del mismo caldo.
Presentan José María Íñigo y Jesús Vázquez. El primero despliega una locuacidad torrencial que, a base de tópicos sabiamente administrados, contrasta con el entusiasmo espontáneo del segundo. "¿Quién me iba a decir que presentaría un programa como éste?", repetía Vázquez, incrédulo ante las vueltas que da la vida y ágil a la hora de cortar conatos de mal rollo o de acudir a referencias personales, como cuando, emocionado, recordó esa canción que tanto le gustaba a su madre. Les ayuda Yolanda Marcos, eficaz y desperdiciada en un mar de interminables votaciones. Tan inofensivos como la música que representan, los supervivientes de aquella oxidada época dorada sólo aspiran a conectar con el público, aunque el peaje sea la humillación de la nominación. Ensañarse con su aspecto de fellinianos Ginger y Fred, pues, sería tan exagerado como elevarlos a categoría de mitos. La recuperación de la memoria es un arma de doble filo. Si fue duro ver resucitar el Es una lata el trabajar de Luis Aguilé, que no abusen de nuestra capacidad para recordar lo que con tanto esfuerzo habíamos logrado olvidar. "La arruga es bella", decía Adolfo Domínguez. En el caso de Vivo cantando, las arrugas ajenas nos permiten descubrir las propias. Y no me refiero sólo a las físicas, sino a las espirituales, para las que no existe cirugía estética.
[Vivo cantando: los años dorados fue seguido el pasado lunes por una media de 2.330.000 espectadores, con un 19,1% de cuota de pantalla].
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