Empresas con sello medioambiental

Las empresas europeas que cuentan con sistemas de gestión medioambiental, los evalúan, forman a su personal e informan sobre estas cuestiones pueden formar parte del sistema EMAS. Este sistema, creado hace 10 años en la Unión Europea, contaba a finales de mayo con 3.751 empresas. España era entonces el tercer país con más compañías acreditadas -289-. Hoy son cuatro más.

En mayo había 3.751 entidades acreditadas, 289 de las cuales eran españolas. El país con mayor volumen es Alemania (64%)

Red Eléctrica de España (REE) no tenía departamento de Medio Ambiente en 1987. Hoy trabajan en él 17 técnicos, la compañía publica un informe anual específico y es una de las 293 entidades españolas adheridas al Reglamento EMAS (el sistema europeo voluntario de auditoría y gestión medioambiental), según los datos de la Fundación Entorno.

El camino que ha seguido REE es el más habitual entre las empresas españolas acreditadas. Primero se hizo con la más extendida certificación ISO 14001 -el año pasado había 3.228 con este sello medioambiental- y luego dio un paso más. "EMAS es más exigente", reconoce Jorge Roig, director de Medio Ambiente de REE, que ha viajado esta semana a Bruselas con otra treintena de responsables de empresas españolas. Abundan las empresas catalana y del sector hotelero e industrial.

Raquel Aranguren, consultora de la Fundación Entorno enumera las diferencias que existen entre ambos sistemas: el europeo exige un analisis preliminar que no pide la norma ISO; supone el cumplimiento de toda la legislación medioambiental -y no sólo el compromiso de que se cumplirá-; y la obligación de publicar información cada año.

Tal vez por ello, el crecimiento de las certificaciones ISO ha sido exponencial en los últimos seis años en España, mientras que el sello europeo ha tenido un avance más modesto. De los seis de 1997 hasta los 293 actuales. En la Unión Europea, el número de entidades EMAS descendió en 2002 un 2,93% con respecto al año anterior: 3.797 frente a los 3.912 de 2001. Hasta mayo de este año su número había vuelto a bajar hasta los 3.751, según los datos de la UE.

El país con mayor volumen de empresas adheridas es Alemania (más del 64% del total), por delante de Austria (8,3%), según la misma fuente. Ambos apostaron claramente por este modelo de acreditación. España (7,7%) es el tercero, si bien como en el caso de Francia y el Reino Unido contaban con otras formas de certificación medioambiental. Aunque desde entonces han obtenido la certificación otras cuatro entidades españolas, su peso sigue siendo ridículo en el tejido empresarial.

Para formar parte de este registro europeo, creado en 1993 y reformado en 2001, las empresas deben hacer un trabajo previo, explica Aranguren. "Lo fundamental es que exista voluntad de la dirección para mejorar, para que tus actividades y productos respeten el medio ambiente", subraya esta consultora. Y formar a la plantilla. Luego viene la puesta en marcha. El primer paso es una "foto inicial", un análisis del impacto medioambiental que tienen todos los procesos que se quieren verificar. La gestión de residuos o la utilización de materias primas, por ejemplo. Este estudio debe ir seguido de propuestas de mejora, cuya implantanción se prolonga durante meses. Aranguren calcula que entre seis y nueve meses en el caso de una pyme de entre 20 y 40 trabajadores.

Sólo una vez implantado en su mayor parte el nuevo sistema, se solicita la certificación. En España existen alrededor de una decena de entidades que otorgan EMAS. La solicitud implica hacer una auditoría documental y sobre el terreno, que paga la empresa solicitante. Los resultados de la misma deben validarse cada tres años para seguir formando parte del sistema.

La adhesión a EMAS no es muy costosa, al menos para las grandes empresas, opina el responsable de REE. Las que lo hacen no consiguen mayores ventas, reconoce la experta de la Fundación Entorno. Para ambos, la mayor ventaja es de imagen.