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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

China libre

Sólo bajo la presión de Pekín se entiende que el Gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong anunciase en septiembre pasado su intención de poner en práctica el artículo 23 de la Ley Básica, que rige el destino de este importantísimo enclave financiero desde que se produjo el traspaso de soberanía del Reino Unido a China el 1 de julio de 1997. Sólo la burda manipulación del Partido Comunista Chino (PCCh) ha podido llevar al Ejecutivo de Hong Kong a elaborar, en base a ese artículo, el proyecto de Ley de Seguridad Nacional, una mordaza a las libertades de que goza Hong Kong.

Con el objetivo de facilitar la reunificación de la patria, Deng Xiaoping se inventó la fórmula de "un país, dos sistemas", que garantizaba el disfrute de las libertades existentes y la autonomía del sistema legal imparcial que hizo posible la prosperidad de Hong Kong. El modelo tenía prevista una duración de 50 años, pero apenas habían pasado cinco cuando el jefe del Ejecutivo de Hong Kong, Tung Chee-hwa, hizo suyo el autoritarismo de Pekín al tratar de imponer a los casi siete millones de habitantes una ley que, bajo la excusa de luchar contra la secesión, la traición y la subversión, limita seriamente la libertad de prensa, pensamiento y asociación.

Medio millón de hongkoneses salieron el 1 de julio a la calle, pero no para festejar el aniversario de la unión con China, sino para exigir a Tung que retirara el odioso proyecto de ley. La tremenda presión popular llevó a Tung a eliminar los puntos más conflictivos de la ley y el lunes aplazó su presentación ante el Consejo Legislativo -una especie de parlamento- tras la dimisión del líder del Partido Liberal, cuyos ocho escaños necesitaba para aprobarla. No es suficiente. Los hongkoneses quieren la retirada definitiva de una ley que amenaza sus libertades y pone en peligro su modelo de sociedad y el propio bienestar de sus ciudadanos. China, en lugar de reprimirlas, debería dejar que la transparencia que impera en esa región y el buen ejemplo de una sociedad que disfruta de las libertades básicas se extendiera a todo el país.

El SARS (síndrome respiratorio agudo severo) puso de relieve que la integración de China en el mundo no puede ser sólo económica. Hu Jintao, nuevo líder del PCCh y del Estado, debe abordar la reforma política cuanto antes y romper con los fantasmas del pasado.

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