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Reportaje:

El principio de hoy

El Espai d'Art Contemporani culmina 'Micropolíticas: Arte y contemporanidad' con obras de los años sesenta y setenta

María Fabra

Al principio, todo se revolvió. "1968 parecía el Año Uno, todo lo sagrado se encontraba en vías de ser profanado". Angela Carter describió así la explosión de críticas y reivindicaciones que se dieron a finales de la década de los 60, una fecha que marca uno de los extremos de la exposición Micropolíticas: Arte y Cotidianidad (1980-1968) que ayer se inauguró en el Espai d'Art Contemporani de Castellón (EACC).

Ésta es la tercera muestra de una trilogía en la que se han tratado todos los aspectos de una realidad y cotidianidad social marcada por acontecimientos políticos que tuvieron repercusión mundialmente. El sida, el feminismo, los gobiernos extremistas, la caída del muro de Berlín, los atentados del 11-S. "Son hitos fundamentales para entender los cambios, las transformaciones y, también, las frustraciones generadas en estas últimas décadas en un número importante de personas", señala José Miguel García Cortés, director del EACC y comisario de la exposición. "Son referentes ideológicos y culturales de toda una época", añade.

La culminación de Micropolíticas se ha dispuesto con dos soportes aparentemente novedosos. Los vídeos de Bruce Nauman, realizados durante los últimos años sesenta para mostrar su cuerpo, sus partes más íntimas, como materia escultórica. "Ésta fue una época dura y hermética", asegura otro de los comisarios, Juan Vicente Aliaga, por lo que la exposición ha tratado también de buscar obras muy visuales como las que dan la bienvenida al espectador de Micropolíticas.

Son cuatro los ejes sobre los que, según Aliaga, se sostiene la muestra. El feminismo, huido del dogmatismo y a través de una postura más "divertida"; el componente lúdico, incluso "socarrón", que algunos artistas imprimieron en sus obras en medio de un ambiente hermético; el consumo de drogas, y el cuestionamiento de valores morales en Estados Unidos y de los símbolos del comunismo en el Este.

El mundo de Louise Bourgeois es otro de los que se han plasmado en las tres exposiciones que han constituido Micropolíticas y que ha abarcado desde 1968 hasta 2001. En esta etapa, Bourgeois destruye lo privado al exponerlo al publico desde un marcado carácter antropomórfico. Larry Clark y Hélio Oiticica hablan del mundo de las drogas, de la destrucción, mientras Annette Messager, Yayoi Kusama y Valie Export lo hacen del feminismo desde un punto de vista destacable, al igual que lo es el de Hannah Wilke, que se convierte en objeto y sujeto de su propia obra, mientras Gina Pane trata este movimiento como una necesidad. La ambigüedad y el desdoblamiento viven en la obra de Carlos Pazos que, en su día, fue un referente del cuestionamiento de la identidad física y psicológica. La ironía sobrevuela las obras que se exponen de Mike Kelley, que reflejan una cuestionada cotidianidad y que, en la misma línea de Paul Mac Carthy, rompe estereotipos y desentraña mitos. Al mismo tiempo, desde la otra punta del globo, lo hacía Boris Mikhailov pero con el rígido comunismo.

La muestra está complementada con una publicación digna de un gran centro internacional. La tercera de los comisarios, María de Corral, destacó ayer la importancia de un catálogo que reúne cuatro textos teóricos que "no son simples textos". De hecho, una buena parte del mismo está ocupada por una conversación mantenida entre los comisarios y el crítico de arte Jean-François Chrevrier. 500 páginas que serán útiles para muchos estudiosos de la contemporaneidad.

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Con la tercera exposición de Micropolíticas el Espai acaba una etapa, un proyecto que ha liderado García Cortés y que, con ella, deja la dirección del EACC.

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