Crónica de una desesperanza
A finales de 1999 y durante el comienzo de 2000, Alí Lmrabet depositó algunas esperanzas en Mohamed VI. Los primeros pasos del heredero de Hassan II -viajes a las regiones proscritas del norte, cese de Driss Basri, regreso de Abraham Serfaty...- eran buenos augurios. El nuevo monarca parecía decidido a comenzar las reformas políticas y socioeconómicas que necesita desesperadamente Marruecos. Pero ya en la segunda mitad de 2000 el director de Demain comenzó a ser pesimista: Marruecos se estancaba y hasta retrocedía. Ello le radicalizó ("si uno empuña una pluma, más le vale saber usarla", escribió una vez) y terminó por convertirle en el chivo expiatorio del poder.
Mañana, la antología de artículos escritos por el periodista marroquí entre 1998 y 2003, recoge esta evolución. En estos textos, presentados por Laura Feliú y Bernabé López, Lmrabet demuestra que, además de un infatigable luchador por la libertad de prensa, también es un buen reportero y analista. Excelente es su reportaje sobre la travesía del Estrecho en patera que publicó EL PAÍS en 2000 y agudos son sus comentarios sobre el ascenso de los islamistas en Marruecos, el conflicto del Sáhara Occidental o la crisis diplomática entre España y Marruecos que alcanzó su paroxismo con el grotesco incidente del islote Perejil. Lmrabet critica las múltiples torpezas de ambos Gobiernos. Los marroquíes, escribe, "han cometido errores de apreciación y se han enredado en su propio juego", pero los españoles, liderados por ese "hombrecito rencoroso, autoritario y pagado de sí mismo" que es Aznar, tampoco han estado a la altura esperada de "un Estado democrático y responsable".
MAÑANA
Alí Lmrabet.
Traducción de Zoraida de Torres Burgos
Península. Barcelona, 2003
158 páginas. 12 euros
Condenado a tres años de cárcel por practicar un periodismo independiente en un país de una transición a la democracia pacata y a cuentagotas, Lmrabet hizo 50 días de huelga de hambre para dar a conocer su situación. A la espera de que Mohamed VI pruebe su inteligencia excarcelándole, la lectura de Mañana permite comprender mejor al periodista que, al alumbrar Demain, publicó este credo: "Creemos en el futuro del país. Creemos que los marroquíes han alcanzado ya la madurez y pueden ser informados de todo y desarrollar un criterio propio sobre los asuntos que les interesan". Si el poder marroquí considera que este credo es subversivo, su caso es muy preocupante.
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