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Reportaje:

El ratón en el ojo

La Facultad de Psicología acoge unas jornadas sobre tecnología aplicada a los estudiantes discapacitados

Algo tan sencillo como el desplazamiento de un ojo es lo mínimo que se necesita para utilizar un ordenador. Una cámara integrada en la pantalla de la computadora capta el movimiento ocular y lo procesa, de forma que guía el cursor y permite, desde escribir sobre un teclado virtual desplegado en la propia pantalla, a poder controlar instalaciones del hogar que puedan estar conectadas al equipo, como la televisión, subir o bajar persianas, programar aparatos de aire acondicionado o cualquier otra instalación o electrodoméstico conectado. El principal problema de este equipo es su elevado coste, en torno a los 15.000 euros, aunque existen muchos otros instrumentos dirigidos a adaptar teclados o ratones para estudiantes con problemas de movilidad mucho más sencillos y económicos.

Algunos de ellos estaban expuestos ayer en la muestra que se celebró ayer en la Facultad de Psicología de la Universitat de València dentro de las jornadas que se desarrollan a lo largo de esta semana sobre Tecnología de ayuda en alumnos con necesidades educativas especiales

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Entre los productos expuestos se encontraba un teclado con grandes teclas de diversos colores. "Las letras están agrupadas por colores en función de su frecuencia de uso, las amarillas, por ejemplo, son las vocales", apuntaba Andrés del Toro, uno de los socios de la empresa valenciana Cecaproin, especializada en este tipo de productos. Otro de los teclados adaptados contaba con la particularidad de tener las letras distribuidas en un semicírculo cóncavo y con una distribución diferente a la convencional, dirigido a personas que sólo pueden emplear una mano. "Están ordenadas de forma que con una sola mano se puedan pulsar todas ellas y no se pierda tiempo al desplazarse por el teclado". Otros productos son igual de efectivos pese a su aparente simpleza. Es el caso de una carcasa de plástico que se pone encima del teclado y que cuenta con agujeros que dejan pasar los dedos para poder pulsar las teclas. Se trata de un instrumento muy útil para personas a las que les cuesta mantener las manos suspendidas y que, de esta forma, pueden descansar su peso sobre el teclado y escribir a través de los huecos.

Más complejo es el teclado virtual, en el que las teclas aparecen en la pantalla y se pulsan con ayuda del cursor. Un sistema de predicción de palabras -similar al que cuentan teléfonos móviles al escribir mensajes- avanza las opciones a medida que se seleccionan las letras para ahorrar tiempo al usuario. La misma diversidad de opciones de uso de teclado existe para el empleo del ratón. Desde una gran bola para manejar con la palma de la mano rodeada de cuatro botones -que reproducen el clik, el doble clik, el botón derecho del ratón y la función de arrastrar y soltar- hasta mandos (joystick) o pulsadores que se activan con la cabeza. Uno de los más sofisticados es una especie de casco que percibe el movimiento de la cabeza y lo transforma en movimiento del cursor que cuenta con una pipeta en la que se sopla o se aspira para activar los botones del ratón.

Al margen de estos equipos o de comunicadores que reproducen con voz palabras o frases que se formulan pulsando dibujos, otro importante sector de productos que centran las necesidades de este mercado son los programas informáticos dirigidos a alumnos de educación especial. "Se trata de suplir con tecnología las necesidades de estos estudiantes", comentaba Emma Arocas, una de las coordinadora de las jornadas organizadas entre la Universitat y la Consejería de Educación.

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