El verdadero significado del amor
Vicente Pérez Herrero rueda en Valencia una película coral sobre engaños sentimentales
A simple vista, el lujoso chalé con piscina escondido en uno de los caminos que transcurren entre Sagunt y Canet d'En Berenguer es un lugar ideal para aliviarse de los rigores de este caluroso verano. Pero, en lugar de sus propietarios, esa espléndida edificación está ocupada durante estos días por un equipo de rodaje. Vicente Pérez Herrero filma allí, desde el pasado martes, parte de su cuarto largometraje como director, Cien maneras de acabar con el amor. "El amor es un territorio que te desarma la vida y todos estamos indefensos ante él porque, aunque queramos huir de sus garras, en el fondo deseamos enamorarnos", dice el realizador madrileño, sentado en el porche de la casa, mientras el equipo técnico prepara la siguiente secuencia.
Es una película que transcurre en un largo puente, de esos en los que la ciudad se vacía
No lejos de allí, en la cocina, Rosanna Pastor habla con Carmela Quijano, una niña de seis años con un desparpajo inhabitual para su edad, sobre los pormenores del plano que se filmará inmediatamente. Rosanna se siente parte de un proyecto que "nació cuando Vicente y yo coincidimos como jurados en un festival de cine", según explica la actriz de Alboraia, "y que hemos compartido desde entonces en las 16 versiones de guión con las que ambos trabajamos hasta llegar al rodaje". Pastor interpreta en la película el papel de Sara, una mujer separada de su marido que busca el amor desesperadamente como el resto de los personajes que pueblan la cinta. "Es una película coral, que transcurre en un largo puente, de esos en los que la ciudad se vacía, y que acaba en el momento en que todo recupera la normalidad, que es cuando los personajes se dan cuenta de que no han resuelto nada pero han madurado", en palabras de Pérez Herrero.
Cien maneras de acabar con el amor comenzó su rodaje el pasado sábado, durante la gala de entrega de los XII Premios Turia. Allí, Tonino y Juanjo de la Iglesia, presentadores de la ceremonia, anunciaron un extraño premio "a la mejor actriz porno debutante", que más parecía una broma de la sardónica cartelera que un homenaje en toda regla. La actriz de cine X Bibian Norai salió a recoger su estatuilla y dedicó el premio a Carlos Bardem, presente en la sala. Todo formaba parte de la última secuencia de un filme que empezaba ese mismo día su filmación y que continuará su rodaje en diferentes localizaciones de Valencia, desde un conocido pub a un colegio o el cauce del Turia, hasta el 31 de julio. Desde entonces y hasta el 15 de agosto, fecha prevista para acabar el proceso de producción, el equipo se trasladará a Madrid para completar el rodaje.
"Vicente es un director que te hace el trabajo muy fácil", dice José Trullenque, jefe de producción del filme, "porque da más importancia a la historia y los personajes que a las localizaciones o la dirección artística". Una afirmación que se reafirma cuando se le ve trabajar. Da unos consejos a Rosanna y la niña, comparte con la protagonista sus ideas y comienza a rodar. De ahí sale un plano con la fuerza que atesora su cine, más atento a las relaciones entre los personajes que a los efectos visuales, a lo que se cuenta que a cómo se cuenta. La película, que narra cuatro historias paralelas que se engarzan para hablar de "los quebrantos del amor y de los sentimientos que se han quedado colgados", en palabras del director madrileño, cuenta para su realización con un equipo técnico integrado en su mayoría por gente de la industria audiovisual valenciana y con un elenco de actores que, al lado de Carlos Bardem, Carme Elías o Paulina Gálvez, incluye a Rosanna Pastor, Sergi Calleja, Cristina Plazas, Juli Mira o Álvaro Báguena, todos ellos originarios o residentes en nuestra comunidad. Ellos buscan estos días, entre los naranjos, el verdadero significado del amor.
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