100 años de la física y la química españolas
Varios Nobel piden, en el congreso conmemorativo, mayor protagonismo social para la ciencia
Un gran péndulo de Foucault frente al Palacio de Congresos, en Madrid, es el símbolo de la celebración esta semana del centenario de las sociedades españolas de Física y Química, a la que además de más de un millar de científicos españoles asisten seis premios Nobel. Pero la sorpresa de la fiesta no es el repaso a los grandes logros científicos del último siglo, o de las nuevas fronteras de conocimiento. La sorpresa es la firme reivindicación de los investigadores del papel de la ciencia en la sociedad, como herramienta clave -única, según algunos- para enfrentarse a retos como el abismo cada vez mayor entre el mundo rico y el pobre, el desarrollo sostenible o la falta de pensadores independientes.
En su charla, Richard R. Ernst se refirió a Bush y Blair como "amo" y "esclavo"
"Hay que recuperar los sueños", instó el Nobel de Química (1991) Richard R. Ernst, cuya charla, que abrió el congreso conmemorativo del centenario y fue ovacionada, incluía fotos dramáticas de la guerra de Irak, críticas al Opus Dei y apelativos de "amo" y "esclavo" a George Bush y Tony Blair respectivamente. "Conviene preguntarse por qué hacemos ciencia: por curiosidad, por ser el primero o por intentar contribuir a resolver problemas", dijo Ernst, que arremetió además contra un mercado libre y una globalización ciegas a las consecuencias sociales.
Tras la inauguración oficial, presidida por el príncipe Felipe, el plato fuerte de la primera jornada del congreso fue la mesa redonda Fronteras de la Física y de la Química que reunió a los Nobel y a los españoles Avelino Corma, premio Dupont 1995, y Manuel Carmona, premio Príncipe de Asturias 1988.
Jean-Marie Lehn y Harold Kroto, Nobel de Química 1997 y 1996, incluyeron entre las fronteras la necesidad de que la ciencia llegue a los países pobres, y el desarrollo sostenible. "Hay que preguntarse si la ciencia que hacemos favorece un mundo sostenible. Para los economistas, los políticos, los medios de comunicación... debe ser una prioridad la sostenibilidad del planeta", dijo Kroto.
También fue unánime la defensa a ultranza de la ciencia básica. Martinus Veltman, físico de partículas y Nobel 1999, usó para ello una anécdota: "En 1968 me dijeron que lo que hacía era irrelevante para la sociedad; yo pensé que tal vez tenían razón e intenté corregirme. Pero no. No puedes hacer ciencia con la idea de servir a la sociedad. Desde entonces he seguido investigando sin plantearme si lo que hacía tenía aplicaciones. La física de partículas no te da mejores bicicletas".
Aunque eso no significa que no dé nada: la World Wide Web nació en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, junto a Ginebra), recordó Veltman, "pero nadie tenía ni idea de que eso iba a ocurrir". La idea clave, defendida por todos, es: deja investigar a los investigadores y las aplicaciones vendrán solas.
El tono no fue más suave cuando en la sesión inaugural intervinieron los presidentes de las sociedades españolas de física y de química. "La ciencia no tiene el apoyo social ni empresarial deseable", dijo el químico Luis Oro. Y ello a pesar de que los químicos españoles producen el 4% de la investigación mundial en esta ciencia. La Real Sociedad Española de Química es la más numerosa de las sociedades científicas españolas, con unos 2.500 miembros, señaló su presidente, Oro.
Para Gerardo Delgado, presidente de la Real Sociedad Española de Física, con unos 2.200 miembros, "es un clamor entre los investigadores la necesidad de incrementar el presupuesto en inversión y desarrollo. Sólo así se podrá mantener nuestro nivel de vida". Delgado ve en la coletilla España va bien una "autocomplacencia peligrosa", porque "corremos el riesgo de convertirnos en un país de segunda" en la Europa ampliada con la entrada de países como Hungría y Chequia, muy potentes en ciencia.
Del vínculo entre bienestar, progreso y ciencia no duda Pedro Morenés, secretario de estado de Política Científica y Tecnológica, que aunque aseguró "un progresivo aumento de fondos para la I+D+I" en el próximo Plan Nacional de Investigación no dio cifras. Y tampoco respondió a las referencias a la ciencia básica. En cambio, dijo: "La meta es mantener el nivel de la ciencia española, pero además que eso se traduzca en una mejora de la productividad y en bienes, productos y servicios".
En lo estrictamente científico, los expertos miraron al futuro. Para Lehn, "la pregunta básica es cómo se vuelve compleja la materia", cómo se llega desde las partículas elementales que había en la infancia del universo "hasta nosotros, hasta la ciencia, que se pregunta sobre su propia existencia". Él investiga en sistemas que se autoorganizan, y cree posible llegar en el futuro a "crear" sistemas de complejidad equiparable a la biológica.
Veltman pronosticó "tiempos difíciles" para los físicos de altas energías. Para avanzar en esta área se necesitan instalaciones cada vez mayores -como el acelerador LHC, del CERN, en construcción-, lo que hace que "la teoría haya cobrado vida propia", del todo independiente de los experimentos. "Las teorías de supercuerdas y supersimetrías son muy bonitas, sí, pero no tenemos ninguna evidencia experimental de ellas, y no sé lo que quieren decir", dijo. Sin embargo, reconoció que uno de los principales retos de la física es buscar la manera de compaginar la teoría de la relatividad general con la cuántica.
Desde hoy hasta el viernes las sesiones de ambas sociedades se separan según especialidades.
El camino hacia el analfabetismo científico
La situación de la enseñanza de la ciencia fue uno de los temas sobre el que los conferenciantes mostraron unanimidad: es muy grave. "Nos está conduciendo al analfabetismo científico", dijo Gerardo Delgado, presidente de la Real Sociedad Española de Física. Especialmente en secundaria "la situación es dramática, sin laboratorios, sin apenas horas. Los alumnos llegan tan mal a las carreras de ciencias y a las ingenierías que muchos piensan en poner un curso cero". En España empieza a ser grave, además, la falta de estudiantes que optan por carreras científicas. El problema ya es conocido en Europa, pero en España puede ser más dramático "porque partimos de un número de investigadores ya muy inferior" al de los países del entorno, afirmó Delgado, que ha sido uno de los coordinadores del informe sobre enseñanza de la ciencia aprobado recientemente por el pleno del Senado. Para Luis Oro, presidente de la Real Sociedad Española de Química, "el contenido científico de los programas es claramente insuficiente, en física y química tenemos un tercio de las horas que tienen en Alemania. Y nos estamos jugando el futuro". Los investigadores no españoles también entraron a saco en el tema. Para el Nobel de Química Richard R. Ernst, la sociedad necesita imperiosamente que se formen "pensadores independientes". En la mesa redonda, celebrada en la sede de Fundación Ramón Areces, el estadounidense Eric Cornell, Nobel de Física 2001, recomendó a los padres "apagar la tele" y también "el ordenador". Abogó por fomentar "la creatividad" y las "ganas de exploración" de los chicos. Cornell respondía en parte a referencias de algunos de sus colegas al hecho de que si Europa no mejora su sistema educativo -además de multiplicar sus inversiones en investigación-, no podrá competir con EE UU. Pero su colega Martinus Veltman, holandés, cuyos hijos se criaron en EEUU, se confesó "totalmente confundido" justo en esta cuestión. "La educación en los institutos de enseñanza media en EEUU es malísima, malísima. Pero entonces, ¿cómo tienen tan buenos científicos?"
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.