Tesoros de coleccionista

La exaltación de las artes reúne un centenar largo de obras del rico patrimonio artístico de esta concentración de bancos fusionados, cada uno de los cuales ha aportado lo más singular de sus respectivas colecciones. El comisario de la muestra, José Manuel Cruz Valdovinos, es, sin duda, la personalidad ideal para acometer una exposición de material muy diverso, pues la selección de lo exhibido consta de pinturas, esculturas, dibujos, tapices, cerámicas y monedas, lo cual exige saberes muy diversos. Con motivo de este evento, hay que celebrar, una vez más, no sólo la existencia y la importancia de las colecciones de entidades privadas, sino su periódica exhibición pública, sobre todo, cuando, como es el caso, se presenta con esmero, en buen estado y con pulcritud académica. Por lo demás, también hay que destacar que se haya aprovechado la ocasión para mostrar 17 pinturas que hasta ahora no se habían expuesto, entre cuyos autores hay figuras de la importancia de los españoles Zurbarán, Valdés Leal, Romero de Torres, Vázquez Díaz, Gutiérrez Solana o de maestros internacionales como Lucas Cranach y Van Dyck.

A partir de este último dato, ya se puede intuir que la selección abarca unos cinco siglos de historia del arte, además de tener un alcance internacional y basarse en las artes más diversas, lo cual abre múltiples perspectivas y ameniza, obviamente, su disfrute. Esta ambición de horizontes y versatilidad de soportes no va en detrimento de la importancia artística en sí de los contenidos, porque hay obras de Joan de Joanes, Luis de Morales, Tintoretto, Allori, El Greco, Rubens, Zurbarán, Juan Ricci, Alonso Cano, Arellano, Valdés Leal, Palomino, Oudry, Giuseppe Bonito, Carlo Bonavia, Villaamil, Martín Rico, Pinazo, Rusiñol, Casas, Regoyos, Sorolla, Iturrino, Nonell, Mir, Sunyer, Arteta, Palencia, Picasso, Miró, Tàpies, etcétera, por citar, en primer lugar, algunos nombres excelsos de grandes pintores. En cuanto al dibujo, hay que añadir la presencia de Anglada Camarasa, Julio González o Alberto Sánchez, y, entre las esculturas, desde un Cristo flagelado, de Gregorio Fernández, hasta varias piezas del XX de Ángel Ferrant o Eduardo Chillida. Añádase a este conjunto, dos soberbios tapices flamencos del XVII, una espléndida selección de cerámicas de Alcora del siglo XVIII y, sobre todo, un magnífico tesoro numismático, que recoge ejemplares muy interesantes desde el siglo III antes de Cristo hasta comienzos del siglo XIX. Basta con esta sucinta relación para percatarse, en efecto, de la riqueza, variedad e importancia de lo ahora exhibido en esta impresionante muestra.

No cabe descender a más detalles y comentarios, que exigirían un formato y un medio diferentes del que aquí se dispone, pero, en todo caso, no quiero terminar sin dejar de elogiar también el montaje y el hermoso y muy cuidado catálogo, que completa nuestra información sobre una de las mejores colecciones privadas de nuestro país.