La madre de la joven muerta en Guinea Ecuatorial pide que no se haga causa política
Unas 600 personas asistieron al entierro de Ana María Sánchez en Ocaña, su ciudad natal
La muerte de Ana Isabel Sánchez Torralba a manos de un militar en Guinea Ecuatorial no debe convertirse en un asunto político, según los deseos que la madre de la joven expresó ayer por la tarde, durante los funerales oficiados en la iglesia de Santa María de Ocaña (Toledo), en donde estuvieron presentes unas 600 personas. Entre los asistentes se encontraban varios funcionarios españoles y el líder de la oposición ecuatoguineana, Severo Moto, quien dijo que de la sangre de la cooperante germinará una "flor de libertad".
La familia de la Ana Isabel Sánchez Torralba no quiere que su muerte se convierta en una bandera política. La madre de la joven, Ana Isabel Torralba, dijo durante el oficio religioso en la iglesia de Santa María de Ocaña que no sentía rencor contra el asesino de su hija, un militar guineano que el martes siguió al autobús en el que viajaba Ana Isabel y le disparó, molesto porque no se había detenido en el control militar en el que se encontraba. "No quiero que hagan política con la muerte de mi hija", señaló.
La homilía fue oficiada por veinte sacerdotes escolapios, dominicos y salesianos. Los cantos religiosos los interpretaron numerosos miembros del Camino Neocatecumenal de Kiko Argüello, movimiento al que pertenecían la víctima y su madre.
A la ceremonia religiosa asistieron el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana; el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, el embajador de Guinea Ecuatorial en España, Pastor Micha Ondo Bilé; el portavoz del PSOE en el Senado, Juan José Laborda, y el presidente del Partido del Progreso y jefe de la oposición en Guinea Ecuatorial, Severo Moto. Este último señaló a los medios de comunicación que la muerte de la joven cooperante "no es nada fortuito", sino que "responde a un régimen que está dispuesto a matar, sea quien sea". Auguró que la sangre derramada por la joven germinará en "auténticas flores de libertad".
Otro de los asistentes, el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, acudió representando al Gobierno central, y aseguró que se conocerán puntualmente las circunstancias en las que ocurrió "esta terrible muerte".
La Coordinadora de ONG por el Desarrollo aprovechó el incidente para reclamar al Gobierno la promulgación de un estatuto del cooperante, el cual servirá para garantizar la protección laboral y sanitaria de los españoles que realizan labores humanitarias en países pobres. La ley de Cooperación, aprobada en 1998, establecía un plazo de un año para aprobar dicho estatuto, según la coordinadora. Sin embargo, cinco años después sigue sin existir ese texto.
La senadora socialista y portavoz de Asuntos Exteriores en la Cámara alta, Fátima Aburto, pidió al Gobierno de Guinea Ecuatorial la apertura de una investigación "con todos los medios necesarios, dentro de los pocos que puede tener un régimen dictatorial", para que se aclare la muerte de la cooperante española.
En Ocaña, el padre de Ana Isabel, Pedro Sánchez, recordaba poco antes de enterrar a su hija: "Ella quería hacerlo; yo estoy convencido. La vi el domingo y la pregunté: ¿Te vas bien? 'Sí papa', me dijo. 'Además, convencida'. Por eso, dentro de lo que cabe, estoy tranquilo porque sé que ha hecho lo que ha querido. Quería ir, estaba convencida; ha salido mal, pues ha salido mal".
Su abuelo paterno también repetía ayer que el domingo se fue a despedir de él: "¿Hasta cuándo? 'Dentro de 40 días vuelvo', contestó. Pues tráeme un regalito, le dije". La orden de las Escolapias anunció que a las 21.00 de hoy se oficiará una misa funeral en la Iglesia del Buen Suceso de Madrid.
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