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Reportaje:

Empleos de lujo para ex políticos

Aumar incorpora a su consejo a Carlos González Cepeda y a Juan Francisco García

Eduardo Zaplana, presidente de la Generalitat entre julio de 1995 y julio de 2002 y actual ministro de Trabajo, siempre ha procurado el mejor destino a sus colaboradores cuando el carácter transitorio del ejercicio de la política se hace patente. Velar por el equipo es un rasgo humano que comparte con líderes políticos de todo el espectro ideológico. Y que revela, en ocasiones, la estrecha relación del poder político con el poder económico.

Los nombramientos de Carlos González Cepeda, delegado del Gobierno entre 1996 y 1999 y consejero de Administración Pública hasta las últimas elecciones, y Juan Francisco García, que fuera jefe de gabinete de Zaplana hasta julio de 2002, como consejeros de la empresa Aumar ilustran la cuestión.

José Luis Olivas ha confesado que piensa disfrutar de unas vacaciones
Fernando Modrego ha mostrado su interés por volver a la actividad privada

Todos los miembros del último Consell que presidía Zaplana tienen garantizada una ocupación. Cuatro se han incorporado al primer equipo de gobierno de Francisco Camps: Rafael Blasco, Alicia de Miguel, José Ramón García Antón y Vicente Rambla.

José Joaquín Ripoll, que fuera vicepresidente del Consell, está llamado a presidir la Diputación provincial de Alicante.

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Otros seis consejeros ganaron un escaño en las Cortes Valencianas en las últimas elecciones autonómicas. Pero dejar un cargo ejecutivo para ocupar un escaño, renunciar al despacho y sustituir las órdenes por la oratoria no es del agrado de todos. Algunos están llamados a permanecer en el hemiciclo. Serafín Castellano ha sido nombrado portavoz del grupo parlamentario del PP. Manuel Tarancón ha sugerido que no le importa ejercer como mero parlamentario. Y nadie se preocupa mucho por el futuro de María Ángels Ramón-Llin, que fuera vicepresidenta de Unión Valenciana, consejera de Agricultura durante las dos últimas legislaturas y ahora es diputada autonómica por el PP.

Pero Fernando Castelló, que ocupaba la Consejería de Industria, aceptó encantado el cargo de secretario de Estado para la Seguridad Social en la plaza que dejó vacante Gerardo Camps al incorporarse al Consell.

Carlos González Cepeda tampoco pudo ocultar la sonrisa cuando dejó su escaño de diputado autonómico porque el consejo de Abertis, resultado de la fusión de Aurea y Acesa, le ofreció un cargo de consejero. Cepeda y Juan Francisco García se incorporan al consejo de Aumar en calidad de independientes, pero avalados por Florentino Pérez, presidente de ACS, y amigo personal de Zaplana.

Los primeros escarceos de la operación de fusión entre Acesa y Aurea provocaron algún roce. Las dos grandes cajas de ahorro valencianas temían quedar restringidas a posiciones minúsculas en la nueva sociedad. Los intereses de la Comunidad Valenciana salieron a relucir en alguna ocasión y amenazaron la fusión, que sólo se consumó cuando Zaplana ya ocupaba el Ministerio de Trabajo.

Abertis, resultado de la fusión, aprobó todos los nombramientos en Aumar el pasado lunes. Aumar incorpora, además, a Alberto Catalá como presidente. El actual responsable de la Feria de Valencia, otro cargo de designación política, compatibilizará ambas responsabilidades. Al menos, hasta el próximo mes de diciembre, cuando vence formalmente su actual mandato y podría dejar vacante un puesto muy goloso.

Fernando Modrego, que fuera consejero de Medio Ambiente, ha sugerido su interés por volver a la actividad privada. Es considerado uno de los consejeros más próximos a Zaplana y no ha terminado de digerir su relevo.

Sólo José Luis Olivas, que ocupó la presidencia de la Generalitat durante 11 meses para mantener las aguas tranquilas hasta las últimas elecciones autonómicas, renunció al cargo de secretario general del PP en la Comunidad Valenciana en favor de Francisco Camps y ha sido fiel escudero de Zaplana durante años, está en paro. De momento, apenas ha confesado que piensa disfrutar de unas vacaciones.

Expectativas de destino

La posibilidad de recolocar a antiguos altos cargos en puestos relevantes de empresas más o menos públicas no es ilimitada, pero el abanico es lo bastante amplio como para satisfacer incluso los apetitos de colegas de partidos rivales. Empresas públicas de diverso tenor, cajas de ahorro, instituciones feriales, incluso el Puerto de Valencia, una institución en la que el peso real de empresas como Dragados, que también controla Florentino Pérez, es enorme, ofrecen toda una variada gama de destinos.

Todos los consejeros del último gobierno que presidía José Luis Olivas han salvado la hostilidad de la intemperie. Pero el segundo escalón es otra cosa. Miguel Navarro, hombre de la máxima confianza de Olivas, primero, y de Eduardo Zaplana, después, deja la Agencia Valenciana de la Energía después de haber controlado las cuentas de CACSA y haber dirigido Terra Mítica. Su situación es el paradigma del ex alto cargo en expectativa de destino. Javier Quesada, subsecretario de Ciencia y Tecnología y catedrático, se encuentra en el extremo opuesto. Pero hay quien lo coloca en el Ayuntamiento de Valencia.

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