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EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Zapatero afirma que Aznar volverá a utilizar el "todo vale" para conservar el poder

El líder socialista acusa al presidente de basar su gobierno en "la mentira y la ineficacia"

Anabel Díez

La mentira, el todo vale en política y la ineficacia en la gestión fueron los pivotes críticos sobre los que se apoyó el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, para construir su particular resumen de la etapa de gobierno de José María Aznar. El líder socialista auguró que el presidente se irá del poder como lo alcanzó: "Poco le importaron los medios para alcanzarlo, le valió todo y todo sigue valiendo para conservarlo". La guerra contra Irak, la catástrofe del Prestige, las últimas desgracias aéreas y ferroviarias, el deterioro de los servicios públicos, la escasez de la política social, la vivienda y los problemas de calidad democrática fueron los asuntos sobre los que Zapatero hizo un retrato en negro.

"Con la mayoría absoluta reapareció el auténtico Aznar, el que habla con acento tejano"
"No ha sido éste un año de paz, concordia y prosperidad", reprocha el líder socialista
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El líder de los socialistas se adelantó a la campaña de las próximas elecciones generales, que presumiblemente se celebrarán en marzo de 2004, para indicar que pedirá a los ciudadanos que voten a su partido para tener un Gobierno a imagen de España: "decente y moderno".

Un gran suspiro recorrió las bancadas del PSOE al terminar la intervención de su secretario general al considerar que "había sacado petróleo de una piedra", según una dirigente de ese partido. Zapatero acudía al debate parlamentario del estado de la nación en unas circunstancias muy difíciles por la crisis de la Comunidad de Madrid, protagonizada por dos tránsfugas del PSOE. El líder socialista dio muestras de "fortaleza", según un veterano integrante del Grupo Socialista, aunque les hubiera gustado más dureza en la réplica. Zapatero no flaqueó, y para los suyos volvió el ánimo, que estaba muy decaído desde el 10 de junio, cuando reventó la crisis de Madrid.

El líder socialista pidió "perdón" a los ciudadanos por haber incluido en la candidatura de la Comunidad de Madrid a dos personas que no eran dignas de ser representantes de los ciudadanos: Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, que permitieron con su ausencia intencionada que el PP se hiciera con la presidencia de la Asamblea madrileña. Zapatero no logró que el presidente del Gobierno dijera algo sobre este caso que no fuera que es un problema de los socialistas. "Suba usted a la tribuna y diga que ningún militante del PP ni ha tenido conocimiento ni ha participado en esta trama, suba usted y diga de nuevo: Créanme, les estoy diciendo la verdad". Zapatero parafraseó al presidente cuando aseguró que había armas de destrucción masiva en Irak. Para Zapatero, "coincidencias, mentiras y silencio, igual a culpabilidad".

Y a partir de ahí el líder socialista entró de lleno en la crítica a Aznar en tono brioso, quizá para alejar cualquier apariencia de abatimiento. "No ha sido éste un año de paz, concordia y prosperidad", comenzó Zapatero. "Este año hemos constatado que su Gobierno, además de autoritario es ineficaz, usa la mentira como instrumento para hacer política, y para usted y su Gobierno, en política vale todo".

Y empezó el recorrido por el islote de Perejil y el recordatorio de que para solucionar la crisis con Marruecos el Gobierno tuvo que pedir la intervención de Estados Unidos. "Con Gibraltar, ni el señor Powell ni el señor Bush pueden ayudarle a tapar las mentiras que usted y su Gobierno han contado durante los últimos años". Pero para mentiras, la guerra de Irak, sentenció Zapatero. "Mintieron cuando dijeron que había armas de destrucción masiva, cuando dijeron que había peligro inminente para la seguridad mundial, mintieron cuando dijeron que trabajaban por la paz...".

También hubo "mentiras" desde el primer momento de la catástrofe del Prestige y luego se comprobó la "ineficacia", en la gestión de su Gobierno y del ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos. "Y ahí sigue sentado, en su escaño". Zapatero reprochó al presidente del Gobierno que nunca hubiera asumido "responsabilidades política por nada", ni él ni su Gobierno. Ni cuando fue presidente de Castilla y León ni ahora.

La crítica política general la salpicó Zapatero con referencia a sectores concretos. Inseguridad ciudadana, precio de la vivienda, situación de las vías férreas y retrasos en la puesta en marcha del AVE fueron jalonando su discurso. Zapatero tuvo un recuerdo para los familiares de los 62 militares fallecidos en el accidente aéreo de Turquía y a los 19 del accidente de tren de Chinchilla, en Albacete.

"La ineficacia y la mentira se extienden también al ámbito de la política social y a la "regeneración democrática" de la que el PP hablaba en la oposición e incluso al comienzo de su primera legislatura en 1996. "Nada queda de aquel Aznar que leía a Azaña y que debía hablar catalán en la intimidad; pero esto era cuando necesitaba los votos de los nacionalistas. Ahora, con la mayoría absoluta, ha reaparecido el auténtico Aznar, el que, para mejor servicio de Bush, habla con acento tejano". "Se va usted como llegó", dijo Zapatero, en una de las andanadas de más calado que hizo en su intervención. "Poco le importaron los medios para alcanzar el poder, le valía y todo sigue valiendo para conservarlo".

El líder socialista hizo un amago de mitin electoral al asegurar que dentro de nueve meses pedirá el voto a los ciudadanos. Y se adentró en un catálogo de medidas para conseguir un Gobierno "laico, tolerante, que consolide el crecimiento económico, basado en la innovación y el desarrollo tecnológico, con servicios públicos dignos y eficaces y que reduzca las desigualdades. En suma, pide el voto para que haya un Gobierno como es España: "decente y moderno".

Álvaro Cuesta muestra a Aznar un cartel con amenazas recibidas por un dirigente socialista navarro.
Álvaro Cuesta muestra a Aznar un cartel con amenazas recibidas por un dirigente socialista navarro.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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