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Red gratuita en NY

Miles de personas comparten el acceso a Internet, lo que preocupa a los operadores

En Manhattan, entre la calle 14 y la avenida B, Daniel mantiene la red; en Soho le toca a Rick; un poco más arriba, en Bryant Park, un oasis de verdura rodeado de una muralla de rascacielos, son los propios responsables del parque; en Brooklyn lo hace Geoffrey. New York City Wireless, un grupo de voluntarios que comparten su acceso inalámbrico a Internet (wi-fi) con todo el que pueda captarlo, ya ha conseguido reunir 164 puntos de acceso (hotspots) por toda la ciudad, no lo bastante para dar una cobertura homogénea a sus ocho millones de habitantes, pero lo suficiente para asentar su reinvidicación: una red gratuita y sin trabas.

Cada punto es responsabilidad del que decide apuntarse. Empezó cuando uno de sus fundadores, Dustin Goodwin, colocó su transmisor wi-fi en la ventana de su apartamento de Nueva York hace dos años. Desde entonces el crecimiento ha sido exponencial. NYC Wireless estima que unas 1.000 personas usan su red regularmente. No es sólo una cuestión técnica, sino de crear un sentimiento de comunidad en una ciudad que no se luce especialmente por la calidad de sus relaciones humanas. "Volví de casa un día y alguien estaba sentado en el rellano de la escalera, con su portátil, navegando por Internet", recuerda Goodwin. "Acababan de mudarse y no tenían una conexión en casa. Tampoco tenían trabajo. Entonces otro de los vecinos me preguntó si era yo el que compartía mi red, y así nos conocimos".

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La creciente popularidad de NYC Wireless ha creado cierto malestar entre las compañías que esperan rentabilizar, aunque todavía no saben muy bien de qué manera, esta nueva tecnología. Como el fenómeno sigue siendo minoritario, no han tomado medidas. "Compartir la red todavía no es un problema", aseguraba hace poco Time Warner Cable, el principal proveedor de Internet de alta velocidad de Nueva York. "El wi-fi se encuentra ahora en el momento en el que Internet estaba en 1992", comenta Anthoy Townsend, de NYC Wireless. El tema es hacer cobrar al cliente. En 10 McDonald's de la ciudad basta con comprar una hamburguesa para acceder a la red que la cadena de comida basura ha instalado en colaboración con Intel, por el módico precio de tres dólares la hora.

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