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Entrevista:ARTUR MAS | Candidato de CiU a la Presidencia de la Generalitat

"Votar a Esquerra es una invitación a que Maragall sea presidente"

Después de 23 años haciéndolo Jordi Pujol, Artur Mas será quien encabece la lista de CiU a la presidencia de la Generalitat en las elecciones del próximo otoño. Su objetivo es batir a Pasqual Maragall y para ello cuenta con una federación a la que el instinto de supervivencia ha dado cohesión.

Pregunta. ¿Influyen los resultados de las elecciones municipales en las autonómicas de otoño?

Respuesta. Son dos elecciones diferentes y no pueden sacarse conclusiones definitivas. Pero si alguna lectura puede extraerse es que nuestro principal adversario electoral, el Partit dels Socialistes, es el que ha salido peor parado. Y sobre todo la figura de Maragall, que quiso transformar estas municipales en unas primarias de las catalanas, lo que se ha revelado una estrategia equivocada.

"Maragall, ahora mismo, es un tapón para que surjan nuevos liderazgos en el PSC"
"El nuevo Estatut que proponemos no supone una apuesta por separarse de España"
"Soy contrario a una política de frentes, por mi carácter y porque es un modelo no catalán"
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P. En cualquier caso, CiU ha perdido 400 concejales y 66 alcaldías, y ha bajado dos puntos...

R. CiU estaba muy alta y, por tanto, tenía más posibilidades de perder que otros. Pero CiU perdió el 2% de votos y el 11% de alcaldías. Es decir, hemos perdido alcaldías no como consecuencia de los resultados electorales, sino por la política de pactos. Nos las han birlado, por ejemplo las de Ripoll, Martorell, Masnou, Vilassar de Mar y Móra d'Ebre. En todas ganó CiU. Y esto evidencia que la política de alianzas de Esquerra Republicana ha favorecido los intereses de los socialistas.

P. Pero también demuestra una cierta incapacidad de CiU para que las negociaciones con otros partidos fructifiquen.

R. En absoluto. A CiU quieren echarla. En algunos municipios CiU ofrecía a Esquerra mucho más que los socialistas y, en cambio, pactaron con ellos. ¿Por qué? Porque en el fondo Esquerra quiere echarnos fuera de muchos municipios.

P. Y esto puede tener traslación a las autonómicas.

R. Yo lo veremos. No necesariamente. Siempre hemos denunciado que la política de alianza de ERC ha estado muy escorada hacia el PSC. Y siempre hemos dicho, y ahora se confirma, que votar Esquerra Republicana es una invitación a que Maragall sea el presidente de la Generalitat.

P. ¿Le ha sorprendido el boom de ERC?

R. Esquerra es un partido con escasa responsabilidad de gobierno y, por tanto, sufre poca erosión. Pero allí donde ha gobernado ha perdido apoyo electoral, porque a un partido no se le vota por el discurso, sino por su capacidad de aplicar un proyecto.

P. ¿Por qué esa relación tan tormentosa entre CiU y ERC?

R. Ni yo ni CiU tenemos una obsesión con ERC. Y hemos demostrado en muchas ocasiones que nos podemos entender. En el Parlament pactamos leyes y en octubre de 2001 les ofrecí entrar en el Gobierno de la Generalitat. Pero no nos engañemos: a ERC no le apetece alcanzar acuerdos con CiU, porque nos ven como el enemigo al que batir y procurarán mantener una política de hostilidad. Esquerra se ha peleado mucho más con CiU que a la inversa.

P. Entonces, ¿es imaginable un Gobierno de la Generalitat formado por CiU y el PSC?

R. Las alianzas, si hay que hacerlas, vendrán después. Y ninguna es imaginable a priori, porque nuestra intención es ganar las elecciones con holgura. Si en Madrid hay una mayoría fuerte, y en los próximos años esta hipótesis es posible tal como lleva las cosas el Partido Socialista, en Cataluña necesitamos otra mayoría fuerte nacionalista sustentada en una fuerza política que es CiU. Una mayoría nacionalista fuerte y sólida la constituye una CiU con 60 diputados o más, sin ceder posiciones y sin necesidad de alianzas permanentes.

P. ¿Una mayoría nacionalista fuerte y sólida es un Gobierno de CiU y ERC?

R. De política de alianzas no pienso hablar. La única alianza que se vislumbra será para dar fuerza y cuerpo al nuevo Estatut. Aspiramos a que el Gobierno lo integre CiU y nadie más. Soy radicalmente contrario a una política de frentes. Nunca me ha gustado, por mi carácter, por estrategia política y porque es un modelo no catalán. Y también porque cuando se utiliza se hace respecto a situaciones que no son las de Cataluña y, afortunadamente, no son comparables.

P. Maragall dice que CiU quieren agotar la legislatura para seguir ordeñando la vaca...

R. Son expresiones típicamente maragallianas, sin ninguna base. Hemos cumplido objetivos en nuestra acción de Gobierno y hemos dejado las cosas muy bien encaradas hacia el futuro. Y no todos pueden decir lo mismo. Maragall, ahora mismo, es un tapón para que surjan nuevos liderazgos en el PSC. Y en la medida en que sigan insistiendo en que Maragall es su referente, más tapón. Fue un un gran activo en el pasado. Pero después de los Juegos Olímpicos, que hace 11 años que terminaron, Maragall no despierta ninguna ilusión. Para Maragall la Generalitat es un broche de oro, pero para Cataluña es dar marcha atrás 15 o 20 años.

P. Y en CiU, ¿están mejor o peor que en 1999?

R. Tenemos una serie de puntos mejores. Por ejemplo, las relaciones entre los dos partidos de CiU no eran tan sólidas como ahora. En 1999, Duran iba de número ocho y ahora irá de número dos. También llevamos a cabo una renovación de proyecto. Planteamos una nueva relación entre Cataluña y España. Han pasado 25 años muy productivos. Hemos hecho una gran labor en función de las circunstancias de cada momento. Le hemos sacado mucho jugo a lo que teníamos. Pero creo que ha llegado el momento de cambiar las relaciones entre Cataluña y España, planteadas sobre unas bases renovadas. Y ello no significa una apuesta para separarse de España, sino una nueva relación que permita a Cataluña mantener plenamente su identidad, ser respetada y tener los instrumentos necesarios con vistas al futuro.

P. Ustedes presentan el Estatut como si fuera agua milagrosa.

R. El Estatut no es un objetivo en sí mismo, sino en la medida en que significa un instrumento potente al servicio de Cataluña y la voluntad de tener una nueva forma de relacionarse con España. La soberanía de Cataluña no puede estar condicionada por quien gobierne en Madrid. El Estado de las autonomías, tal como se concibió, ha tocado techo. La voluntad del PP y del PSOE es cerrar el modelo. Para muchas comunidades el actual modelo puede ser satisfactorio, no lo negaré, pero para Cataluña y para CiU no lo es.

P. Pero de las autonómicas a las generales, en cinco o seis meses, no se consigue un estatuto.

R. ¿Por qué no? Nosotros hemos hecho un trabajo muy importante con nuestro proyecto y es una buena base. Me veo capaz en seis meses, presidiendo el Gobierno, de promover una propuesta de nuevo Estatut. Ahora no partimos de cero. Hemos tenido un estatuto 25 años y para llegar a un acuerdo en Cataluña seis meses son suficientes. Debe ser una propuesta integradora, no es una propuesta para romper los lazos con España, pero sí para cambiarlos.

P. ¿Pero eso no supone cerrar demasiado un modelo abierto? El presidente Pujol afirmaba que una de las virtudes de Convergència es que era un tren y que cada uno bajaba en la estación que le apetecía. ¿El nuevo estatuto no quiere convertir ese tren correo en un semidirecto?

R. Espero que no. A nosotros se nos ha preguntado reiteradamente qué queríamos, adónde queríamos ir. Ahora damos respuesta a esta pregunta. Es honesto y noble hacerlo de esta manera. No queremos que nadie se asuste con la propuesta, pero tampoco que nadie crea que nos vamos a conformar con lo que tenemos.

P. ¿La inmigración será argumento de campaña?

R. Es uno de los problemas que tenemos sobre la mesa, nosotros y muchos europeos. Y se debe hablar de ello, otra cosa es cómo. La nueva inmigración no debe ser un campo de batalla abierto, pero ha de quedar claro que no todos tenemos la misma posición. Yo fui de los primeros en decir que en Cataluña no cabemos todos. Otros dirigentes europeos lo habían dicho de otro forma. Un socialdemocrata alemán decía: "En la barca no cabemos todos". Porque si suben muchos, la barca puede naufragar o inclinarse.

P. Con medidas como la Política Agraria Común, la Unión Europea parece que se empeñe en hundir esa barca. ¿Cómo debe afrontarse el problema?

R. Debe haber control de fronteras europea en la línea de los acuerdos de Schengen. También una política en origen, que es la que reclamamos para la Generalitat. También hay que realizar políticas de cooperación. Y una vez que los inmigrantes han llegado aquí, hay que efectuar políticas de integración, que la Generalitat hace como el que más.

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