El CNI no avaló que Irak tuviera armas de destrucción masiva

El Gobierno español dispuso durante la crisis de Irak de sus propios informes de inteligencia sobre el programa de armas de destrucción masiva del régimen de Sadam. Pero dichos informes, elaborados por el servicio secreto español CNI y por la División de Inteligencia de la OTAN, no avalaban la rotundidad con que se pronunció públicamente José María Aznar. Los documentos expresaban su sospecha de que Irak seguía adelante con su programa para dotarse de armas prohibidas, pero no confirmaban su existencia.

"Pueden estar seguros de que les estoy diciendo la verdad, el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva". Esta declaración, realizada por José María Aznar el 13 de febrero, fue sólo una de las muchas con las que intentó justificar la posición adoptada por España en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El régimen de Sadam, según el Gobierno, no sólo tenía un arsenal de armas prohibidas, sino que la amenaza que suponía "para la seguridad mundial y para España" era tan inminente que ni siquiera se podía acceder a la prórroga pedida por el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, para confirmarlo.

Sin embargo, los análisis de inteligencia que tuvo en su poder el Gobierno español no avalaban tal rotundidad. El servicio de espionaje CNI, en un informe de mediados de febrero, sólo se aventuró a decir que "Irak ha mantenido su voluntad de seguir desarrollando sus programas de armas de destrucción masiva", especialmente en los "ámbitos químico, biológico y de misiles", pero no que dispusiera efectivamente de ellas, y menos que tuviera capacidad de utilizarlas con carácter inminente. Por su parte, los informes de la División de Inteligencia del Estado Mayor Internacional de la OTAN, en el que participa España, se referían siempre al arsenal de armas de destrucción masiva de Irak como una posibilidad, no como un hecho confirmado.