La reforma de la PAC entra en la recta final con pocas posibilidades de cambios
Agricultura acepta ahora cuestiones que rechazó radicalmente al inicio de la negociación
Los ministros de Agricultura de la UE intentarán cerrar definitivamente a partir del próximo miércoles la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) tras el fracaso de las negociaciones la semana pasada. A falta de una minoría de bloqueo, España se sumó inicialmente a las posiciones de Francia y Alemania para salvar parcialmente sus intereses. La exitosa estrategia de la Comisión, que rompió el eje franco-alemán, obligó a España a buscar nuevas alianzas con Italia. Con este nuevo panorama, no se esperan cambios sustanciales, sino ajustes a la oferta comunitaria.
En esta fase final de las negociaciones, Alemania se ha situado del lado de Bruselas y nueve países están en contra de la propuesta. España espera retoques para mejorar la propuesta actual, mientras el sector reclama cambios profundos que no parecen previsibles.
Para el sector agrario español, en el caso de esta reforma de la PAC, las cuestiones más importantes se concretan en tres: desacoplamiento en el pago de las ayudas o pago directo a una explotación en función de los cobros percibidos en años anteriores al margen de su producción futura; modulación de los pagos para destinar fondos de ayudas directas para desarrollo rural, y reformas de las Organizaciones Comunes de Mercados (OCM).
En el caso del desacoplamiento de ayudas, Agricultura mantuvo desde un principio una posición radicalmente en contra. El desacoplamiento puede provocar desajustes en los mercados. España tiene una serie de zonas con una asignación de rendimientos muy bajos y, en consecuencia, unos mínimos niveles de ayudas, una tercera parte que los franceses, o cuotas ganaderas insuficientes. En ese contexto, el sector y la propia Administración temían que con la política de desacoplamiento, miles de agricultores optaran por abandonar las tierras ante la baja rentabilidad de seguir cultivando superficies marginales.
Agricultura mantuvo una total oposición al desacoplamiento de las ayudas y estimaba que era suficiente, en el peor de los casos, con un desacoplamiento parcial entre el 25% y el 40% en los herbáceos. En sectores como el vacuno y sobre todo el ovino y caprino, se matuvo una total oposición al desacoplamiento por estimar que diezmaría la cabaña. A partir de esas posiciones, en medios agrarios sorprende que en este momento Agricultura dé por bueno un desacoplamiento del 70% en herbáceos, el 50% en ovino o el 70% en vacuno.
En materia de ayuda a zonas desfavorecidas, España se descolgó hace varios meses con una propuesta en defensa del sector agrario comunitario. Agricultura proponía establecer una ayuda a todos los trabajadores agrícolas que vivan en el medio rural por su papel multifuncional a razón de 50 euros por hectárea, con un techo de 10.000 euros y 200 hectáreas. Esa propuesta ha quedado enterrada.
España proponía igualmente diferentes fórmulas de modulación. La más suave contemplaba una del 4% al 8% con una franquicia de 10.000 euros para la formación con esos fondos de una bolsa comunitaria para su destino a las zonas desfavorecidas. Frente a esa propuesta, Bruselas ha propuesto una modulación del 3% al 5% con una franquiciade 5.000 euros. Ello supone, en primer lugar, una recaudación baja y, en segundo término, que esos fondos se estén detrayendo fundamentalmente de los profesionales del campo, mientras no se hacen recortes a los agricultores a tiempo parcial.
En medios agrarios sorprende que el ministerio dé por buena una propuesta donde el 80% de esos fondos se quedarán en cada Estado miembro.
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