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La reforma de la PAC encalla por la oposición de España, Francia e Italia

Gabriela Cañas

La negociación sobre la reforma de la PAC (Política Agrícola Común) fue ayer la escenificación de una batalla campal. Diez países, encabezados por Francia, Italia y España, bloqueaban un acuerdo que se esperaba para ayer y que, de nuevo, sufrirá otro aplazamiento. Esa decena de países se resiste a la propuesta de Bruselas de dejar de incentivar, salvo ciertas excepciones, la producción agrícola y de recortar las subvenciones. Frente a sus demandas, la Comisión advirtió: "Los líderes europeos congelaron el presupuesto agrícola y a ello tenemos que ceñirnos. Si quieren algunos más dinero, que envíen una carta a los Reyes Magos".

Nueva ronda de negociaciones y nuevo fracaso sobre la reforma de la PAC, que consume el 45% del presupuesto de la UE. Una vez suspendido el Consejo de Ministros de la semana pasada, los Quince siguen reunidos en Luxemburgo desde el martes en busca de un acuerdo. El comisario de Agricultura, Franz Fischler, y la presidencia griega de turno, tras oír a todos los socios, presentaron una propuesta a la que diez países oponen objeciones (todos salvo Dinamarca, Reino Unido, Suecia, Holanda y la presidencia griega).

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La propuesta de ayer mantiene el principio de desvincular totalmente de la producción las ayudas al campo (30.000 millones anuales), a pesar de reconocer el peligro que comporta que los agricultores abandonen su actividad, dado que seguirán percibiendo ayudas por otros conceptos como mantener las explotaciones en buenas condiciones medioambientales o cuidar el bienestar animal.

Excepciones

A pesar de que Bruselas propone diversas excepciones a la regla general, Francia se opone en redondo. "No tiene sentido", explicó un negociador francés, "la UE debe seguir gestionando y regulando el mercado, porque esto es un mercado común". España, como Francia, apuesta por un sistema mixto que permitiría, dice el ministro español Miguel Arias Cañete, evitar el abandono de la producción al dejar ligada la ayuda a la producción al menos en un 30% y, al mismo tiempo, cumplir los compromisos adquiridos en la OMC (Organización Mundial de Comercio) de reducir las subvenciones distorsionadoras del mercado.

Ni siquiera Alemania, principal contribuyente del presupuesto agrícola y máximo impulsor de la reforma, está ahora conforme con las propuestas de Bruselas, porque parte del dinero que se desviará para desarrollo rural puede viajar fuera de sus fronteras.

A tales recortes para beneficiar el desarrollo rural habría que añadir, a partir de 2007, nuevos tijeretazos para cumplir el acuerdo de octubre que congeló el presupuesto agrícola (véase el gráfico), aun teniendo en cuenta que habrá que subvencionar a diez países más.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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