_
_
_
_

Dos películas de debutantes bajan el listón de calidad de la sección oficial de Cinema Jove

Jérome Bonnell y Sülyibe V. Günar presentan a competición dos filmes inmaduros

Las excelentes perspectivas que la sección oficial de largometrajes había abierto el domingo, primer día de proyecciones, con la brillante L'imbalsamatore, del italiano Matteo Garrone, se esfumaron ayer cuando el festival recuperó el tono que ha caracterizado la competición durante los últimos años: películas inmaduras y tan llenas de pretensiones como vacías de contenido. Es el caso de la francesa Le chignon d'Olga, de Jérome Bonnell, y sobre todo de la alemana Karamuk, de Sülyibe V. Günar, dos cintas de directores debutantes que difícilmente estarán en el palmarés.

Aunque lo niegue abiertamente, Jérome Bonnell bebe los vientos del cine de Eric Rohmer, al menos en su forma pausada y dialogante de concebir el cine. Ésa es, al menos, la intención que se vislumbra en un guión trabajado y sencillo que pretende "contar la historia de un duelo por medio de escenas alegres", tal y como explicó el propio Bonnell, responsable también del guión del filme. Sin embargo, que un buen guión se convierta en una buena película no es tarea fácil y Le chignon d'Olga es un claro ejemplo. Su estructura coral hace que determinados apuntes de interés que colorean la trama se diluyan perdidos por una puesta en escena más preocupada por subrayar el trabajo del director, por medio de un innecesario y abusivo uso de la cámara al hombro, que por servir a la propia historia que se cuenta. Si, parafraseando a Howard Hawks, las mejores películas son aquellas en las que no te das cuenta de la labor del director, en Le chignon d'Olga hay demasiadas marcas presuntamente de autor para narrar un episodio bien sencillo. Es, en fin, un signo de esa inexperiencia que Bonnell reconoció poseer en la rueda de prensa de presentación de la película.

En todo caso, la cinta francesa parece una gran película al lado de Karamuk, de la alemana de origen turco Sülbiye V. Günar. Y eso que su punto de partida es muy prometedor: una adolescente de clase media y segura de su condición aria descubre un día, casi por casualidad, que es hija de un turco. Pero, en vez de aprovechar el tono de comedia que se adivina en el arranque de la cinta para contar, en clave de humor, la situación de los inmigrantes turcos en Alemania, Günar opta por convertir su película en una comedia juvenil, tipo Al salir de clase, sin ninguna gracia y el más mínimo atisbo de denuncia social. Y, al meter en el mismo saco problemas con los padres, amores tempranos, búsqueda de paternidades y complicidades entre hermanastras, el resultante es un filme vacío de contenido que sólo se soporta con la esperanza de que, en alguna de las situaciones planteadas, brote la risa. Pero ni una mínima sonrisa provoca Karamuk.

Dumala crea vida desde el yeso

Los dibujantes tradicionales trabajan en negro sobre blanco, es decir, componen su obra a partir de impresionar su creación sobre una superficie neta. Piotr Dumala lo hace al revés. Sobre una fina placa de yeso pintada de negro, el animador polaco rasca con un escalpelo para definir los contornos de sus dibujos y va fotografiando a medida que encuentra una expresión convincente. Con esas fotografías hace sus películas. Esa sencilla y original técnica la explicó de manera práctica ayer Piotr Dumala en el IVAM ante una concurrencia formada por periodistas y alumnos de Bellas Artes. Dumala, realizador de nueve películas de ficción y un buen número de anuncios para diversas cadenas de televisión, explicó antes de su demostración, que la sensación que tiene cuando trabaja sobre el yeso es que "rescata otro nivel de realidad que está ahí pero que no se puede ver". El autor de películas como Franz Kafka o Crimen y castigo se definió como un admirador de la pintura de Goya, de quien dijo que "si viviera hoy haría unas películas fenomenales, porque usaba el color para transmitir emociones y el negro para la descripción".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_