Fascismo nuevo y antiguo
"La vanguardia de una ola de fascismo gobierna Estados Unidos", decía Paul Auster a este periódico. Aquí gobierna la retaguardia. La vanguardia pasó mientras gritábamos "¡No pasarán!". En EE UU ya lo hubo: Auster tenía tres años cuando el senador Joe McCarthy lo dirigió desde 1950. Y antes: arrasó América. Funcionamos a golpes del día, monográficos, sobre todo ahora que la información es tan peligrosa: el chapapote, la contramanifestación democrática; ETA, las manos blancas; la guerra y la insurrección pálida de los españoles; el avión criminal, el delictivo Parlamento vasco. Ahora, el tema es la traición de esos dos crápulas: no lo es porque, como dice la constitución fastidiosa, cada diputado es dueño de su acta, y el Tamayo y la Sáez hacen lo que quieren con las suyas. Si les han pagado, será una buena razón: hoy el dinero es una moral.
Por ahí va la línea del paleofascismo. Veamos: la única salida -que no solución- está en las elecciones (el PSOE no quiere). Caerían hacia noviembre: mientras, gobierna Ruiz-Gallardón, que no dimitió para presentarse a la alcaldía: debe permitirlo la Constitución, pero estoy hasta los ovarios -no tengo la esfera macha de que presume Aznar- de estas leyes que permiten lo que no me conviene y prohíben lo que deseo. Gallardón incidirá en las obras públicas y en los constructores. Si no hay elecciones y los derechohabientes de sus actas siguen huidos, si no se les considera diputados porque para ello tienen que asistir a las tres primeras sesiones de la Asamblea, o van y se abstienen, sale Esperanza Aguirre, de pleno derecho. Si hay elecciones las perderá el PSOE (por eso no las quiere) y Zapatero caerá para las generales, si no cae antes a manos de su partido. Esa campaña ya se está haciendo. También me pican los ovarios de oír en tertulias culpar al PSOE, a su levantisca federación madrileña, a los precedentes de lo que pasó con Leguina, a los horrores comunistas del comecuras sangriento que les parece Llamazares; y no mencionar al PP para nada. Todo lo más se oye algún pilatesco "no tengo información" a propósito de la corrupción.
Hay miedo. Y el PP tendrá cuatro años más quizá absolutos, y absolutistas, de guerras sin nombre, de antiterrorismo como democracia, de alianza con la "vanguardia" de Bush, de privatizaciones, y con esta libertad de prensa. Como en un golpe de Estado constitucional y democrático.
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