"No creo que deba aplicarse el Pacto de Estabilidad de forma estricta"

El profesor Alain Buzelay, titular de la cátedra Jean Monnet en Nancy 2, se declara keynesiano y defensor de un modelo de relaciones sociales basado en la "personalidad plural" y en la ética. En su opinión, la crisis social europea no es una consecuencia de la globalización, sino de la falta de decisiones políticas. Cree que el modelo de confrontación está agotado. Buzelay ha intervenido en el IESE en la presentación de un informe sobre prejubilaciones en el mercado español.

Pregunta. ¿La crisis del modelo de protección social es un efecto de la globalización?

Respuesta. La crisis no es una consecuencia de la globalización. Lo que está pasando en Francia es una crisis por no haber tomado las medidas necesarias como ha hecho España. Hay tres factores que lo explican: primero, a Francia le gusta la confrontación; somos un país más latino que España en esta cuestión. Segundo, Francia es más rica que España y un debate así es más difícil en un país que se ha empobrecido que en uno que acaba de enriquecerse, y tercero, el conflicto de Irak generó en la sociedad francesa una unidad social y política que en España no se ha producido.

Por otra parte, hay una oposición política, por ejemplo, de los funcionarios. Se esgrime que hay terrorismo financiero (el caso de la petrolera Elf-Aquitaine), lo cual es incontestable, pero no es argumentable políticamente.

P. ¿Es el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) un obstáculo para las políticas sociales?

R. Soy muy respetuoso con el pacto. Cuando una regla es aplicada de forma estricta, se vuelve estúpida. Pero no puede decirse que el pacto sea un obstáculo para aumentar el gasto social porque ponga límites al déficit público: el problema del déficit es coyuntural, mientras que el del sistema de pensiones es estructural y se incrementa año tras año.

P. ¿Estamos ante el fin de los sindicatos?

R. Es la muerte de una forma de sindicalismo. En Francia, los sindicatos son los más agresivos del mundo. Tenemos un sindicalismo fuerte porque es impotente. Es como con el sexo en el caso de algunas personas: cuando uno se vuelve impotente se hace más agresivo. Abogo por un sindicalismo constructivo, no destructivo.