Gallardón inicia su mandato con una reunión con los jefes y los sindicatos de la Policía Municipal
El nuevo alcalde promete "renovar la ciudad" y fomentar la participación ciudadana
"Alberto Ruiz-Gallardón es, desde este momento, alcalde de Madrid". Eran las 11.36 de ayer cuando el secretario municipal, Paulino Martín, pronunció las palabras que el aún presidente en funciones de la Comunidad habría deseado escuchar hace 20 años, cuando inició su carrera política como edil de la oposición. Aupado a su nuevo cargo por la mayoría absoluta de los 30 concejales del PP, prometió emprender una "profunda renovación de la ciudad" a través del "diálogo" y la "participación ciudadana". Mañana inicia su mandato reuniéndose con los jefes y sindicatos de la Policía Municipal.
La sesión constitutiva de la corporación municipal madrileña se inició puntualmente a las once de la mañana, y cuando finalizó, casi dos horas después, la atención seguía puesta en otra institución: la Comunidad de Madrid. Los portavoces de todos los grupos dedicaron unos minutos de sus discursos a la crisis desatada en el Parlamento regional tras la deserción de dos diputados socialistas, y la portavoz del PSOE, Trinidad Jiménez, llegó a pedir expresamente al recién elegido alcalde que reclame a esos dos parlamentarios que devuelvan sus actas de diputados, para que socialistas e IU recuperen la mayoría.
Pero Ruiz-Gallardón pasó de puntillas por ese asunto. Se limitó a pedir la "colaboración" de todos los partidos ante las "circunstancias", que le obligan a él a compatibilizar el cargo de primer edil con el de presidente en funciones de la Comunidad, y aseguró que la eficacia de ambas administraciones "no sufrirá menoscabo alguno". Antes y después de eso, el discurso del dirigente popular -menos brillante y menos apasionado que otras veces, pero igualmente plagado de agradecimientos a todo el mundo y citas literarias- osciló entre el compromiso de rigor con el "diálogo" y el "consenso" y el recuerdo de medidas concretas anunciadas en campaña: reforma de la M-30, plan de vivienda, reforma de la policía...
"Nítido mandato"
"El nítido mandato de los ciudadanos y la confianza de mi partido me traen de regreso, tras un pequeño rodeo de 20 años, al Ayuntamiento de Madrid. Ha sido una carrera política apasionante que ahora retoma su primer rumbo", comenzó Ruiz-Gallardón. E inició la ronda de agradecimientos: primero, al ya ex alcalde, José María Álvarez del Manzano -"porque en 1983, cuando empecé, creyó en todo momento en mí"-; luego, a quien era regidor en aquellos años, el "profesor Enrique Tierno", por dar "ejemplo de diálogo", y por último, a todos los concejales que ayer le votaron, a los que no, a los funcionarios y empleados municipales y, por supuesto, a los ciudadanos.
Después llegaron las promesas: el PP acometerá, según Ruiz-Gallardón, un "profundo proceso de renovación de la ciudad, sin destruir lo recibido". Impulsará un "nuevo modelo de gestión" con dos pilares: "la democracia participativa y la modernización y descentralización de la administración". Es decir, que escuchará más a los ciudadanos -a través de organismos como el Consejo Director de la Ciudad- y dará más poder a las juntas de distrito (aunque no precisó cómo ni cuánto).
Los ejes de la política del PP serán los repetidos machaconamente en campaña: la vivienda, el empleo y, sobre todo, la seguridad -de hecho, su primera reunión la mantendrá, mañana, con mandos de la Policía Municipal y con los sindicatos del cuerpo-. También la elaboración de planes específicos de desarrollo para los distritos del sur, la apuesta por el proyecto olímpico y el "impulso cultural". Todo "en conexión permanente con la sociedad", porque "el Ayuntamiento no debe ser actor único del cambio, sino árbitro y motor de una gran red urbana".
Varios escritores, un poeta, un premio Príncipe de Asturias y hasta un "estadista" pasaron por los 40 minutos del discurso de Ruiz-Gallardón en forma de citas. Pero el aplauso final, y la lluvia de flashes, llegó tras una frase propia: "Nuestro futuro es el futuro de la ambición". Nadie le preguntó ayer por su ambición a medio o largo plazo, y él pareció feliz de poder hablar, por una vez en muchas semanas, sólo del presente.
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