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Columna
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Linces

Salvar el lince. De cumplirse los acuerdos, este animal en peligro de extinción volverá cazar por Sierra Morena y las dunas de Doñana.

Muchos linces de la política, después de un largo periodo de acoso y derribo, o de buscar apoyos y voluntades, se sentarán mañana en las poltronas municipales. ¡Que les vaya bonito! Como diría un castizo. Yo diría más bien que se libraran de los gángsteres que manejan la recortá sin piedad. Ejemplo: Madrid. Hasta últimas horas de esta noche se estarán librando batallas personales para salvar los muebles. Tiene su morbo saber cómo se plantearán su futuro alcaldes eternos como Pacheco y Patricio González si no consiguen ser elegidos. Con unas elecciones autonómicas a las puertas, cerrar pactos donde impere el cambalache y el gangsterismo es la muerte política.

En Málaga, por ejemplo, se tinta con el yodo de la sonrisa las heridas abiertas. Paco de la Torre está crecido, pese a haber perdido dos concejales, y le ganó la batalla a Joaquín Ramírez, quien fuera clave en la nominación de Teófila Martínez como candidata a la Junta. Ramírez, secretario general del PP malagueño, ha sido ninguneado por Javier Arenas que es quien manda. Arenas decidió dar su apoyo a Paco de la Torre y la aspiración de Joaquín Ramírez de ser primer teniente alcalde de Málaga es ya historia. Ramírez, que es listo-lince, sabrá esperar. Pero pocos en el PP conocen en profundidad a Paco de la Torre. Pacodudas, como le llaman en círculos íntimos, no se amilana por advenedizos de la política, por mucho aparato que tengan.

Arenas, que es la suprema expresión de listo-lince, vive en permanente éxtasis, en orgasmo político, a falta de eyacular, como canta Joaquín Sabina. Y será en Andalucía. Así las cosas, recordad la cara de Teófila Martínez, cuando a raíz de la falsa denuncia del espionaje en Caja San Fernando, arrastró las palabras, con labios semicerrados, acusando a Chaves de estar preso de la esquizofrenia política. Contó, entonces, con toda la parafernalia mediática para difundir la calumnia. Nada extraño: linces-tontos. Los listos siguen otros derroteros aunque se demuestre, una vez más, que la señora Martínez es especialista en meterse en todas las charcas. Con linces o sin linces.

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