La Fiscalía comunica al jefe Anticorrupción y al inspector fiscal que no serán renovados

El Inspector Fiscal, Juan José Martínez Zato, y el fiscal jefe Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, no serán renovados en sus respectivos cargos, según les ha hecho saber ya la Fiscalía General del Estado. En la renovación de las jefaturas de la carrera fiscal se da por descontado el cese de Mariano Fernández Bermejo como jefe de Madrid y el cambio del jefe de la Secretaría Técnica, Fernando Herrero Tejedor. El Ministerio de Justicia está encontrando dificultades para cubrir las plazas de Anticorrupción y la de Madrid, en tanto que puede haber overbooking de candidatos a la Inspección.

El Inspector Fiscal, Juan José Martínez Zato, pedirá una de las tres nuevas plazas de fiscal de Sala creadas por real-decreto que aprobará en el Consejo de Ministros del viernes y que ayer fue informado favorablemente por el Consejo Fiscal. Se trata de tres plazas creadas ex profeso para acomodar a los fiscales depurados o removidos de sus puestos o atraer a otros con los que Justicia desea contar.

Una de estas plazas, de apoyo directo al fiscal general, Jesús Cardenal, para hacerse cargo de relaciones institucionales e internacionales, será solicitada por el Inspector Fiscal, Juan José Martínez Zato, previa renuncia a la jefatura de la Inspección, cargo que lleva aparejado un puesto de consejero nato en el Consejo Fiscal.

Es una renuncia pactada, después de que el fiscal general, Jesús Cardenal, le comunicase el pasado viernes que, en cualquier caso, no iba a ser renovado en la jefatura de la Inspección, en la que cesa el próximo día 26, por superar el mandato de cinco años al frente de la misma. La otra opción era pedir de nuevo la Inspección, a sabiendas de que iba a ser relevado y de que acabaría quedando adscrito a cualquiera de las vacantes del Tribunal Supremo a la que se le destinase, entre ellas en los órdenes Social o Militar.

A Martínez Zato le quedan poco más de dos años para la jubilación y, según ha confesado a sus próximos, hubiera deseado seguir en la Inspección. Pero su puesto, el número 3 de la Fiscalía del Estado, permite el control directo de toda la carrera fiscal con la posibilidad de sofocar cualquier mínima disidencia con la aplicación del reglamento disciplinario. Además, Martínez Zato no había dudado en oponerse a Cardenal en algunas sonadas ocasiones, y su sustitución por un fiscal conservador y de la confianza del ministerio estaba en todas las quinielas.

Entre algunos de los posibles candidatos a jefe de la Inspección suenan el fiscal de Asturias, Rafael Valero Oltra, y el segundo de Martínez Zato, José Luis Bueren. Pero la renuncia de Zato, que implica no tener que enfrentarse a él en la votación previa del Consejo Fiscal, hace de la Inspección una de las plazas más codiciadas, hasta el punto de que cabe prever un posible overbooking de solicitantes.

Todo lo contrario que la vacante por depuración del jefe Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, quien en la tarde del lunes recibió la noticia de que no será renovado por boca del teniente fiscal del Supremo, José María Luzón, el motorista de Cardenal para este tipo de cometidos. Según fuentes fiscales, a Villarejo no sólo se le dijo que iba a ser sustituidos, sino que quedará adscrito al Tribunal Supremo "a donde le toque". Sin mejores opciones, Jiménez Villarejo se presentará de nuevo como candidato a la Fiscalía Anticorrupción, así que quien quiera la plaza tendrá que competir contra él en el Consejo Fiscal.

Y ése es el primer problema al que se enfrentará su sucesor, ya que Jiménez Villarejo previsiblemente contará con una abrumadora mayoría del Consejo a favor de su renovación. El candidato a sucesor tendrá que arriesgarse a engrosar el club de los ceros, como los fiscales denominan a los que, sin obtener ningún voto en el Consejo Fiscal y en contra por tanto del criterio del órgano representativo de la carrera, su nombramiento es propuesto al Gobierno por el fiscal general.

Según fuentes fiscales, el ministerio habría sondeado para este puesto al fiscal Valero Oltra, como primer favorito, y también al fiscal de Lleida, Martín Rodríguez-Sol. Pero ninguno de los dos deseaba competir contra Jiménez Villarejo, especialmente Rodríguez-Sol, que trabajó a sus órdenes.

La jefatura de Anticorrupción está así aún pendiente de adjudicar, aunque todas las fuentes consultadas sugieren que ninguno de los actuales fiscales de Sala - el generalato de la carrera- desea una plaza tan conflictiva. Por tanto, el nuevo jefe Anticorrupción tendrá que salir por ascenso de entre los que opten a la máxima categoría de la carrera, la de fiscal de Sala, y lleven el tiempo necesario para acceder a ella, es decir, 20 años de antigüedad. Con ese perfil, algunos apuntan el nombre de Jorge Sena, fiscal jefe de Extremadura, de 68 años y que quiere instalarse en Madrid y aspira a la máxima categoría antes de la jubilación.

Queda como segura la vacante de fiscal jefe de Madrid, Mariano Fernández-Bermejo, públicamente enfrentado al ministro de Justicia, José María Michavila, al que ha demandado ante los tribunales y al que reclama una indemnización de 10 millones de pesetas por vulneración de su derecho al honor. Madrid además es una fiscalía dura y poco apetecible. Fuentes fiscales aseguran que la fiscalía de Madrid le fue ofrecida al fiscal jefe de Segovia, Antonio Silva, quien declinó el ofrecimiento. En las quinielas el nombre más coincidente por el momento es el del fiscal jefe de Toledo, José Antonio Martín-Caro, presidente de la conservadora y mayoritaria Asociación de Fiscales, aunque su nombre también suscita muchas dudas.