_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El avestruz

Elvira Lindo

Los problemas no comienzan a solucionarse hasta que no se nombran. Es el abc de la psicología: en el momento en que uno llama a las cosas por su nombre se inicia un camino de redención. Sucede con ciertos asuntos, como la inseguridad, o la inseguridad relacionada con la inmigración, en los que se prefiere callar antes que decir algo inadecuado. Recuerdo una velada en la que el embajador del Japón contaba a sus invitados la cantidad de veces que tenían que prestar ayuda a sus compatriotas que suelen ser las víctimas preferidas de los ladronzuelos del centro de Madrid. De hecho, hay todo un ritual para acompañar a estos turistas por determinadas calles. El embajador señaló que suelen ser jóvenes magrebíes los que se ceban con los turistas orientales. No sólo con los japoneses, también con los chinos que trabajan aquí, y que por tener cierta inseguridad en el manejo de sus derechos, no denuncian los robos. Una de las asistentes a la velada corrigió al embajador: no encontraba adecuado que se señalara la nacionalidad de los que delinquían. Y uno se pregunta: ¿si se informa de la nacionalidad de la víctima por qué no se va a informar de la del delincuente? Hace unos días moría una turista griega a manos de un menor marroquí. De esta tragedia podrían deducirse dos asuntos: la importancia de la seguridad de los turistas y las medidas a tomar con esos menores que deambulan sin valores, sin esperanza, sin nadie a quien rendir cuentas. Mientras en la mente de los carcas no exista más que la palabra expulsión y en la mente de ciertos progres evangélicos la idea de que todo inmigrante es bueno, no hay espacio para el debate. El falso debate se zanja siempre con más policías. Y el durísimo día a día, como siempre, queda en manos de los asistentes sociales y los maestros (en muchos casos desesperados). La postura del avestruz ante este asunto se practicó en Francia y ahora hay barrios parisinos en los que la policía ni entra. Y el descontento de las clases trabajadoras que soportaron, más que la clase media, la inseguridad acabó generando el alarmante voto fascista a Le Pen. Y todo por no atreverse a llamar a las cosas por su nombre.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_