El barco y el loro
Felipe Juaristi ha escrito una estupenda novela corta juvenil, El loro de Haydn, redactada originalmente en castellano y con la que ha ganado el premio Leer es Vivir de la editorial Everest, uno de los galardones más apreciados en ese género.
La novela comienza cuando una mañana el Stella Maris, un barco que tuvo un hermoso pasado, pero posee un presente desastroso, encalla en la playa de Zarautz. Del barco saldrá un cargamento de monos, mariposas y loros, y una veintena de ilegales haitianos, que forman un circo, y más animales, y más secretos.
Es una apelación a lo real maravilloso, de forma que el texto, escrito con una pulcritud meticulosa, se mueve por el mundo de Zarautz, creando una novela coral, llena de tipos y de caracteres.
El texto se mueve en dos planos. En un primer nivel plantea las reacciones de los personajes ante la huida de los monos de las bodegas del barco, que realizan más de una trastada. En un segundo nivel, se ocupa de un loro curioso, amante de la música y que sabe alemán, que pudiera ser el loro de Haydn, un loro que se vendió a la muerte del músico, y que si no es él, al menos se le parece, y pudiera ser un descendiente de aquél. De manera que el hilo narrativo del tema del barco sirve para recrear algunos comportamientos de una sociedad, mientras que las conversaciones entre el músico Mateo Garralda y su amigo erudito, Benito Corcuera, profesor de Historia, se utilizan para contar una segunda historia en torno a la historia de la música e hilar una serie de anécdotas históricas.
El arranque desde lo maravilloso consigue que no nos extrañemos de la conducta ingenua del comisario de policía, o del registro utilizado para la caracterización de los personajes. Aquí reside la tercera virtud de la novela: el tono humorístico y satírico que se ha utilizado para crear una galería de personajes, a los que la mirada bienhumorada del autor ha concedido rasgos definitivos. El alcalde, el sacristán, la dama irritada, las damas pías, el agente de la policía, todos están retratados desde una óptica en la que se nota la alegría del autor al escribir, una obra con la que se está divirtiendo.
En la diversión, en la creación y en la caracterización de los personajes, en la ternura con los que los trata, reside la última virtud que este lector ha encontrado en esta obra, en la que los guiños y los chistes, las frases irónicas, los juegos verbales han creado un mundo de generosa visión desde una sabia utilización de la ironía.
Felipe Juaristi: El loro de Haydn. Editorial Everest, 2003, 110 páginas, 6,95 euros.
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