_
_
_
_
_

Los apuros de Wall Street

Las bolsas electrónicas quieren el negocio de la contratación en corros

Robert Glauber, presidente de la Asociación Nacional de Corredores de Bolsa (NASD), se ha quitado un peso de encima esta semana al vender el American Stock Exchange (Amex), la tercera Bolsa norteamericana, a una compañía privada de inversiones de Chicago, GTCR Golder Rauner. Pero eso no aleja las presiones de los mercados electrónicos contra Wall Street.

La sospecha de actuaciones ilícitas en la Bolsa de Nueva York impulsa al Nasdaq y otros mercados a 'vender' las virtudes de la electrónica

Ahora le queda a Robert Glauber desinvertir su participación en el Nasdaq, el mercado sinónimo de los valores tecnológicos, para centrarse, como desea, en expandir las funciones de la NASD, que ya es el mayor ente regulador del sector en el país, dentro y fuera de Estados Unidos. Mientras llega la hora, el Nasdaq ha reabierto su guerra contra el líder, al todopoderoso New York Stock Exchange (NYSE), al amparo de irregularidades favorecidas por el sistema de negociación física en el parqué frente a la electrónica del Nasdaq.

El predecesor de Glauber, Frank Zarb, tuvo el sueño de unir Nasdaq y Amex en lo que llamó un mercado de mercados que hiciera la competencia al NYSE, la Bolsa de Nueva York por antonomasia, a cuya sombra siempre ha estado el Amex. El Amex es conocido como The Curb (El Bordillo) en atención a su nacimiento, siglos ha, como mercado callejero alternativo al más exigente NYSE. Zarb lo compró en 1998 con la idea de buscar sinergias con el Nasdaq y convertir al veterano en refugio de las empresas pequeñas, cuyo menor volumen de negocio jugaba en desventaja en el sistema de contratación electrónica del moderno. La burbuja de la alta tecnología, que empezó a hincharse en 1999, convirtió en irrenunciablemente atractivo el listado en Nasdaq y ninguna firma quiso abandonar esa vitola por la del longevo Amex.

A Zarb le sucedió en 2000 Glauber, que nada más llegar hizo público su deseo de deshacerse del Amex. Le ha costado dos años y medio, en los que no han faltado potenciales compradores, incluidos algunos mercados extranjeros interesados en poner un pie en el templo del capitalismo, que abandonaron ante las dificultades burocráticas del empeño. Al final, ha sido GTCR, una firma de gestión de inversiones con una cartera de casi 5.000 millones de dólares, la que ha dado el paso a cambio de 110 millones. Es una cantidad que no se embolsará la NASD, porque como parte del pacto de compraventa, Glauber debe cumplir la promesa de Zarb de invertir 110 millones en la modernización de infraestructura y tecnología del Amex, y varias decenas de millones más en costes de reestructuración y para el fondo interno.

Para la NASD, el Amex nunca ha sido un buen negocio y Glauber ha decidido que el negocio está en soltar lastre y dejar de perder, en una cantidad que NASD no ha revelado. Por eso lo ha regalado, aunque formalmente lo haya vendido. Lo que sí es evidente y se sabe es que Amex ha ido cediendo progresivamente terreno frente a sus competidores en los últimos años y después de dejar de ser el segundo mercado en beneficio del Nasdaq también ha caído hasta el número tres en el de opciones, tras el International Securities Exchange (ISE), nacido en el año 2000 y ya líder con el 29% de la facturación, y el veterano Chicago Board Options Exchange (26%), que intentó infructuosamente a última hora una alianza con el Amex (22%) para hacer frente a la incontenible pujanza del ISE.

La ofensiva electrónica

Otras cifras y otros ranking dan cabal idea de dónde está el Amex que a la desesperada quería colocar Glauber. En el NYSE hay listadas unas 2.800 compañías y otras 3.500 tienen su casa en el Nasdaq frente a las 600, y a la baja, que acoge el Amex, donde entre las más conocidas se hallan las oscuras Devon Energy, un productor de gas y petróleo, o Ivax, un laboratorio farmacéutico. El derecho para operar en el NYSE se vende hoy por 1,5 millones dólares, algo más del doble de lo que costaba el Amex en la fiebre inversora del año 2000. Ahora, The Curb apenas reclama 130.000 dólares.

"Estamos tremendamente agradecidos por haber encontrado un socio que reconoce nuestro potencial de crecimiento y el valor de nuestro negocio", dijo Robert Rendine, portavoz de Amex, para comentar el acuerdo. Pero no ha dicho Collin Roche, uno de los responsbles del GTCR, con qué nuevos instrumentos financieros piensa dotar al Amex, que ve cómo se le escapan de las manos hasta los ETF (cestas de títulos negociables por los inversores como si de un solo valor se tratara), que fueron invención propia. Conocedores del modo en que GTCR trata sus inversiones, piensan que el nuevo propietario -una vez sea aprobada la transacción por la Comisión del Mercado de Valores (SEC), los consejos de administración de Amex y NASD y por los operadores del The Curb, un proceso que llevará del orden de dos meses- dejará al frente de la operación al actual equipo y que también mantendrá durante algunos años el modelo de negociación basado en los corros sobre el parqué.

El vigor del ISE deriva del uso exclusivo de la electrónica en sus operaciones y los expertos consideran que la supervivencia del Amex depende de su transferencia, como mínimo, al sistema híbrido de transacción física y electrónica en el que la competencia, en casa y llegada de fuera, le lleva buena delantera. Al empleo exclusivo de la electrónica en las transacciones han convertido a mercados como el Nasdaq e Instinet en un arma de márketing de gran calibre. Instinet, participado al 63% por Reuters, y el Nasdaq han lanzado en las últimas semanas una campaña publicitaria contra el NYSE al amparo de las irregularidades descubiertas en la actuación sobre el parqué de los especialistas.

Estos agentes están obligados a casar de inmediato cada propuesta recibida de venta de títulos con una oferta de compra. En los crecientemente populares sistemas alternativos basados en la electrónica, como Instinet, Archipelago, Liquidnet y Posit, entre otros, o en mercados como el Nasdaq los ordenadores hacen esa operación de forma instantánea, pero en el NYSE se ha descubierto recientemente que los humanos caían en la tentación que no tienen las máquinas de dejar pasar un tiempo entre compra y venta. Muy poco tiempo, aunque el suficiente para que, por ejemplo, una orden de venta de 1.000 acciones recibida con el valor a 15 dólares fuera colocada a 15,01 previa compra por el especialista, que se embolsaba así 10 dólares tras haber violado la llamada obligación negativa de no intervenir entre comprador y vendedor.

Sospechas de actuaciones ilícitas

La sospecha de actuaciones ilícitas viene pesando desde hace tiempo sobre el NYSE, que ya en 1998 sancionó a una decena de especialistas y tuvo que pagar una multa a la SEC por dejación de responsabilidades al permitir que surgiera la plaga.

Las negociaciones en el parqué del NYSE bajaron el año pasado hasta el 81,9% del volumen negociado, frente al 84% del ejercicio anterior, como reflejo del malestar de los brokers con la mediación de los especialistas. Para sacar partido de esa insatisfacción, Instinet ha publicado anuncios en los que asegura que es posible operar en el NYSE "eliminados todos los posibles conflictos de intereses". A través de la electrónica de Instinet, naturalmente, porque "la confianza es nuestro mayor activo". Nasdaq, el primer mercado electrónico del mundo, está enviando correos electrónicos en los que ya da la puntadita desde el momento en que describe el asunto. "Compre IBM en Nasdaq", lee el receptor del mensaje, sorprendido porque sabe que el gigante azul sólo se negocia en el NYSE. El texto va al corazón de la polémica: "Haga una ejecución instantánea, evite la discrecionalidad de los especialistas y las fugas de información previas a la compraventa".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_