_
_
_
_
ANÁLISIS | NACIONAL
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La manzana podrida

LA INSIDIOSA OFENSIVA del PP contra Izquierda Unida (IU) -acusada por Aznar de complacencias o connivencias con el terrorismo- utiliza de munición la entrada hace dos años en el Gobierno de Vitoria de su sección vasca (Ezker Batua), cuyo presidente, Javier Madrazo, no procede del PCE, sino de los movimientos pacifistas cristianos. La descalificación de IU-EB por sus vinculaciones con el nacionalismo vasco se proyecta sobre "los comunistas" de toda España -sinécdoque de la coalición- con el fin de de expulsarlos del arco constitucional. Pero es falso que IU haya optado "por el nacionalismo antes que por la Constitución": Madrazo ha sido duramente criticado por Frutos -secretario general del PCE- y por otros dirigentes en España. La fobia inquisitorial del PP contra "los comunistas" podría ser interpretada como un rebrote de la guerra fría; sin embargo, la descomposición de la Unión Soviética (Rusia está gobernada hoy por jerarcas reconvertidos del PCUS y del KGB como Putin, que se han mantenido en el poder sin solución de continuidad) da un aire anacrónico a esa hipótesis. Entre 1993 y 1996, Aznar forjó una alianza de hecho -una coalición negativa- con la IU de Anguita, defensor en su día del Pacto de Estella y actual padrino de Madrazo; todavía esta semana el secretario general del PP de Andalucía recordó los buenos viejos tiempos del frente contra el PSOE al incluír a IU entre sus aliados municipales posibles.

La descalificación democrática de IU por la política de Ezker Batua en el País Vasco es una maniobra del PP para extender esa contaminación a los pactos autonómicos y municipales con el PSOE

Antes de llegar al Gobierno, el PP hizo lo posible para potenciar electoralmente a IU y erosionar al PSOE por su flanco izquierdo; en cambio, su objetivo actual es que la coalición de Llamazares no alcance el nivel de votos requerido (el 3% en las legislativas y el 5% en las municipales y autonómicas) para que esas papeletas sean transformadas en escaños. La descalificación de "los comunistas" como compañeros de viaje de los terroristas es un trámite orientado a preparar la misma acusación calumniosa contra el PSOE por sus pactos con IU en comunidades y ayuntamientos. Pero la versión política del apólogo moral de la manzana podrida que corrompe el cesto entero, de no ser aislada a tiempo, se volvería también en pura lógica contra el PP, contaminado por sus alianzas en el País Vasco con un PSOE previamente infectado por los pactos con IU.

Ese insostenible contagio transitivo de la lepra terrorista desde IU-EB al PSOE es puro oportunismo electoral. La desaparición en las urnas de la extrema derecha y del centrismo ha dejado al PP un espacio exento de competidores por ambos flancos; la hegemonía indiscutida de los populares sobre un amplísimo yacimiento de votos potenciales tiene como contrapartida la escasez de socios disponibles para formar Gobierno cuando les falte la mayoría absoluta. Aunque Aznar fue investido presidente en 1996 gracias a los votos de CiU, PNV y CC, los malos modos del PP con sus antiguos socios nacionalistas y regionalistas dificultarán sus futuros entendimientos con partidos de ámbito territorial, como el caso de Cantabria ha puesto estos días de manifiesto.

Los portavoces del PP han recurrido a diversos sofismas para tratar de aliviar la soledad del gigante despojado de la mayoría absoluta. El hipotético derecho de quien llega primero -con mayoría relativa- a arramblar con todo es sólo una peculiaridad del sistema británico. También carece de fundamento la supuesta invalidez de los acuerdos entre partidos que no hayan sido anunciados antes de las elecciones: ¿acaso lo hizo Aznar en 1996? Y la expulsión de IU del arco constitucional como compañero de viaje del terrorismo es una maniobra para que el PSOE no ejercite su legítimo derecho a pactar con "los comunistas" y deje así el campo libre al PP como minoría más votada. Esta estrategia ventajista pone en riesgo la convivencia democrática: los gritos lanzados contra Zapatero y Llamazares como supuestos "amigos de los terroristas" a la salida del funeral por las víctimas de Sangüesa son indisociables de las injuriosas acusaciones del presidente del Gobierno.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_