Manuel Delgado define la cultura como la nueva religión del Estado
El antropólogo participa en las jornadas alternativas a la Bienal
Manuel Delgado afirmó ayer que "el espectáculo de la cultura" se ha convertido en "un sacramento y una mercancía". La cultura ha derivado en la "nueva religión del Estado, que paga a sus clérigos y también a los herejes", explicó el antropólogo en las jornadas Realitats de la cuitat organizadas por el colectivo Ciutadans per una Cultura Democràtica i Participativa como respuesta a la Bienal de Valencia.
Trivialidad y trascendencia. Usos sociales y políticos del turismo cultural fue el título de la conferencia del profesor de la Universitat de Barcelona en la que explicó el doble papel que juega la función social de la cultura: ordena verticalmente a los ciudadanos en relación con el grado de frecuencia o intensidad de su contacto con la cultura (alto, medio bajo) y al mismo tiempo "segrega del resto a quienes se acercan devotamente a ella para recibir su bendición". La cultura con mayúsculas los "homogeneiza" haciéndolos comulgar con otros, dijo.
"La cultura en el sentido de las artes y a las letras" descansa en una base mística, en una especie de transformación laica de de la idea de gracia de las escuela franciscana del siglo XIII. Delgado añadió en el Col.legi Rector Peset de la Universitat de València que "la cultura es entonces comprendida como parte de una esfera de algún modo sobrenatural a la que se rinde culto por parte de una minoría de elegidos".
Esa minoría está formada por el público consumidor de alta cultura "como idéntico a un nuevo pueblo de Dios". De modo que los actos públicos -exposiciones, conciertos, representaciones teatrales...- funcionarían como liturgias que escogen espacios -teatros, museos, centros de cultura, salas, auditorios....- que apenas simulan "su vocación de templos". En este símil religioso, los monumentales centros de las grandes ciudades "serían la versión catedralicia" y los gestores o especialistas culturales se "constituirían en miembros de una especie de clericato".
Tras desarrollar todas estas ideas, que inciden en la homogeneización cultural, que consiste en "la disolución de la infinita diversidad de las prácticas y usos culturales", Delgado subrayó que la administración pública es "la más interesada en mantener lo que bien podríamos denominar gastos del culto, consistentes en levantar y mantener los lugares especiales donde la cultura produce sus epifanías y esponsorizar sus con frecuencia costosas puestas en escena".
El antropólogo concluyó su análisis citando a Adorno, cuya apreciación se ha cumplido: "La cultura no puede divinizarse más que en cuanto neutralizada y cosificada. El fetichismo lleva a la mitología".
En las jornada de ayer, también intervino Concha Jerez que impartió la conferencia Políticas culturales y modelos de gestión. Por la tarde se celebró una mesa redonda y hoy concluye el encuentro con un recorrido por algunos de los puntos conflictivos de Valencia. Realitats de la ciutat ha organizado también una exposición en el café del Negrito.
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