Los exámenes de secundaria son iguales que el año pasado
Muchos profesores prepararon a sus alumnos con los cuestionarios repetidos
El Departamento de Enseñanza ha utilizado este año los mismos exámenes que el curso pasado en las pruebas con las que pretende evaluar el grado de conocimiento de los alumnos de secundaria sobre las llamadas competencias básicas. Con sólo algunos cambios menores -en su mayoría debidos a errores de planteamientos de problemas, atribuibles al propio departamento-, los cuadernillos de Ciencias Sociales, Tecnologías de la Información y la Comunicación, Inglés, Ciencias Experimentales, Lengua Castellana y Literatura, Matemáticas, Lengua Catalana y Literatura son exactamente iguales a los del pasado año. La decisión ha sido duramente criticada por numerosos centros.
"La verdad es que el profesorado de mi centro se enfadó al ver que las pruebas eran exactamente las mismas que el año pasado, entre otras cosas porque muchos las habían utilizado precisamente para preparar las pruebas de este curso", explica Marta Berini, profesora del instituto Joanot Martorell de Esplugues de Llobregat.
Lo cierto es que incluso las pruebas de expresión oral, que incluyen textos de lectura sobre la Casa de la Moneda o las consolas de los videojuegos; ideas para hablar ante un auditorio sobre el uso de los transportes públicos o los animales de compañía, así como el inicio de un debate entre alumnos sobre el uso de ropa de marca o la fiebre de los teléfonos móviles, son las mismos que el año pasado.
Pere Solà, director general de Ordenación e Innovación Educativa de la Generalitat, asegura que no se debe a un error y que "ya estaba prevista" la repetición de las pruebas, y apunta que las quejas de los profesores se pueden deber a "una difícil canalización de la información o a un error". Solà señala que con las pruebas se pretende analizar la evolución de los alumnos y conocer sus capacidades, por lo que no es necesario cambiarlas cada año.
Obligatoriedad relativa
Respecto a la confusión sobre su obligatoriedad o no, Solà subraya: "Siempre hemos dicho que los centros pueden hacer o no las pruebas", aunque matiza después que tienen carácter obligatorio "pero relativo, no absoluto, y si no las hacen no les va a caer una sanción por ello".
"Son muchas preguntas, son muy largas, son complicadas de corregir, el departamento manda que se han de hacer en unos días concretos y enviarlas después, y coinciden además con los exámenes de bachillerato", explica Marta Berini. Según esta profesora del Instituto Joanot Martorell, cuando protestaron ante Enseñanza, las respuestas fueron contradictorias; unos les indicaron que no eran obligatorias, mientras que el inspector les aseguraba que sí. "Esto supone un verdadero desbarajuste para los institutos y deberían aclararse: si son obligatorias, deben ser diferentes cada curso, y si son voluntarias, lo tienen que comunicar", se lamenta Berini, para quien el departamento ha hecho un feo papel. "Si se han equivocado", razona, "no cuesta nada pedir disculpas y no hacer ver que la culpa es de los centros".
Miquel Mas, profesor del instituto Sabadell, tampoco está muy contento con Enseñanza. Tacha de "chapuza" las pruebas de competencias básicas de este año y señala que "el problema es la improvisación y la falta de medios para cumplir lo que se quiere hacer, y eso es impresentable". Mas añade: "Parece que la Administración esté ya de retirada, porque últimamente no da una a derechas". Este profesor de ciencias considera que las pruebas en sí son una buena idea, pero siempre que se pongan todos los medios para que funcione. "Te piden el esfuerzo y luego ellos no están a la altura", zanja.
A juicio de la consejera de Enseñanza, Carme-Laura Gil, las competencias básicas son "la maleta de conocimientos mínimos que deben haberse asumido al finalizar la educación, de forma que los jóvenes puedan desarrollarse como ciudadanos en el futuro".
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