Dorothy Nelkin, la difícil relación entre ciencia y sociedad
Dorothy Nelkin, socióloga de la Universidad de Nueva York experta en la relación entre ciencia y sociedad, falleció a los 69 años en su casa de Manhattan víctima de un cáncer. Para el mundo de la comunicación científica, Dorothy Nelkin era -y seguirá siendo- una referencia obligada por su fecunda labor relacionada con la investigación del impacto social, económico y cultural que conllevan los avances científicos.
Sus intervenciones en seminarios y conferencias y sus numerosas publicaciones han tenido siempre un común denominador: la crítica solvente y argumentada sobre los intereses que envuelven a las ciencias y a sus aplicaciones tecnológicas y la difícil labor de recon-textualización que las noticias científicas tienen cuando se difunden entre el público. Por ello, una parte importante de su trabajo como socióloga estuvo centrado en el análisis del periodismo científico.
Extraordinariamente exigente con su tiempo, sólo aceptaba invitaciones para participar en reuniones o simposios en los que "se trabaja de verdad y en los que hay gente que tenga cosas realmente interesantes para comentar". En una ocasión le expliqué la definición que Gregorio Marañón hizo de sí mismo cuando se autocatalogó de "trapero del tiempo" -para justificar cómo podía llegar a ser tan prolífico-, y siempre que volvíamos a coincidir en algún lugar del mundo se sonreía al recordar esta expresión metafórica con la que ella se identificaba.
Su relación con científicos y periodistas era de amor-odio, dependía precisamente de si el rigor y la intuición estaban o no presentes y huía -a veces con ostensible mal humor- del star system científico y mediático. Por ello se resistía a ser entrevistada, aunque se pueden leer unas declaraciones suyas en la revista Quark, número 7: "Los periodistas científicos deberían ser mucho más críticos". Participó activamente en muchos cursos de formación de periodistas científicos en todo el mundo, iniciando esta labor en la Universidad de Cornell en 1963, que en España concretó en las primeras ediciones del Master en Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra. Ésta era precisamente una de sus obsesiones profesionales: "Mejorar la calidad de la información científica en los medios de comunicación de masas, que son los que esencialmente configuran la cultura científica de la ciudadanía".
Nos deja un legado escrito muy notable y altamente recomendable para todos aquellos que estén interesados en la relación entre ciencia, medios de comunicación y sociedad. Cabe destacar Selling science: How the press covers science and technology (1987, reeditado en 1995, y del que existe traducción castellana de 1990 en la colección Impactos de Fundesco con el título La ciencia en el escaparate); The DNA mystique (1996); una serie de artículos sobre Medicine and the media dirigida por ella en The Lancet (1996), que editó la Fundación Dr. Antoni Esteve en su colección de monografías bajo el título Medicina y medios de comunicación (1997), y The body bazaar: The market for human tissue in the biotechnology age (2001).
En los últimos tiempos estaba muy preocupada por las consecuencias sociales y económicas del conocimiento genético. Nelkin alertaba de los peligros del reduccionismo en el ámbito genético, que consideraba podría servir como justificación para eximir de responsabilidades individuales a determinadas acciones humanas por una pretendida "predestinación genética", y por las consecuencias que la identificación genética de los seres humanos puede llegar a tener en el mundo laboral y en futuras implicaciones comerciales.
Vladímir de Semir es director del Observatorio de la Comunicación Científica (UPF).
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