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Cada día se denuncian 40 hurtos y robos producidos en el metro

Las bandas de ladrones actúan principalmente en las líneas 1 y 6

F. Javier Barroso

La comisaría del metro recibe todos los días una media de 40 denuncias, en su mayoría por hurtos a los pasajeros y daños a las instalaciones y a los trenes. El 90% se refiere a pequeños robos de carteras y teléfonos móviles por parte de bandas de carteristas especializados que centran sus actividades delictivas en las líneas 1 y 6, la circular. Los responsables del llamado Sector Móvil, grupo de policías nacionales que se encarga de la vigilancia dentro del metro de la capital, mantienen que estas cifras son "bajas" si se tiene en cuenta que cada día se producen 2,2 millones de viajes.

La forma de desenvolverse de estas bandas de carteristas es siempre la misma. Actúan principalmente en las horas de afluencia media del metro para cometer sus hurtos. De esta forma, pasan inadvertidos y logran sus objetivos de robar las carteras y los teléfonos móviles de las americanas o de los bolsos de las señoras. "Utilizan varios métodos, como el aprovechar los frenazos de los trenes para robar a los pasajeros. Otras veces, incluso, usan cuchillas para cortar las asas o abrir los bolsos y que se caiga al suelo todo lo que lleve el viajero", señala el comisario responsable del Sector Móvil, Ángel Riesco, que dirige esta unidad desde el pasado enero.

La policía centraliza todas las denuncias registradas en el metro en la comisaría de la estación de Sol. Cada mes se reciben más de 1.200 denuncias, de las que el 90% corresponde a hurtos. Si la cuantía robada no supera los 300 euros, se trata de una falta (infracción penal que lleva aparejada multas o fines de semana de cárcel). Si supera esa cantidad, se trata de un delito de hurto, que ya acarrea penas de cárcel.

'Grafiteros'

El 10% de las denuncias restantes es en su mayoría por daños a las instalaciones y a los vagones del metro. En este punto, los que más problemas dan a los 1.000 vigilantes de seguridad privados con que cuenta el suburbano son los grafiteros, que aprovechan cualquier descuido para hacer pintadas en los túneles y sobre todo en los vagones. "Son retos para estos jóvenes, que lo ven como un juego. El problema surge cuando paran algún tren, como ha ocurrido, y se detiene la circulación unos 15 minutos como mínimo. Últimamente prefieren colarse en las cocheras. Los daños no son muchos, pero sí afectan a la imagen del metro", señala Riesco.

Los principales problemas se producen entre las 8.30 y las 10.00 y entre las 18.30 y las 21.00 en la línea circular y en la línea 1, sobre todo en las estaciones más céntricas, donde hay mayor afluencia de personas a esas horas. "Los carteristas no quieren ni trenes vacíos ni muy llenos, porque no pueden moverse. Además, a esas horas ya empiezan a viajar los turistas, que son los que llevan más dinero", añade el comisario del Sector Móvil.

Los intercambiadores con gran afluencia de pasajeros (avenida de América, plaza de Castilla o Méndez Álvaro) son lugares de mucho trabajo para los 25 policías adscritos a esta unidad. Las estaciones de Atocha y Chamartín también son lugares problemáticos. "Atocha es el punto de toda España donde más gente se concentra en un día: más de un millón de personas", añade Riesco.

La policía propondrá a Metro que difunda mensajes por megafonía en los que pida atención a los pasajeros. Los mandos policiales basan esa petición en los buenos resultados obtenidos en el aeropuerto, donde han descendido los robos al descuido. Otro problema son las agresiones que sufren los vigilantes en determinadas estaciones como Lago o Vistalegre, sobre todo los fines de semana, cuando se reúnen miles de inmigrantes y algunos de ellos regresan ebrios.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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