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Entrevista:GEORGE ROBERTSON | Secretario general de la Alianza Atlántica

"La crisis de la OTAN está superada"

"La crisis de la OTAN está superada", afirma no exento de optimismo su secretario general, el británico George Robertson, en vísperas de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza que hoy y mañana se celebra en Madrid en un clima bastante menos dramático y rupturista que antes y durante la guerra de Irak.

El irrefrenable entusiasmo del secretario general, que en diciembre abandona el cargo, se basa en el relevo por la OTAN de la fuerza multinacional de paz en Afganistán (ISAF) el próximo agosto y en la ayuda logística a Polonia en Irak. El Consejo Atlántico aprobó anoche por el procedimiento de silencio -es decir, sin oposición de ninguno de los 19 socios- el apoyo técnico, logístico y de planificación solicitado por los polacos a finales de mayo para supervisar con garantías la seguridad de la zona entre Bagdad y Basora.

"Proseguir con las discrepancias iba a dañar seriamente a la organización"
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El Comité Militar dio este fin de semana el visto bueno a una misión de cerca de 8.000 soldados -más de 2.000 de ellos polacos-, para la que Varsovia necesitará, además del respaldo logístico aliado, una ayuda de 90 millones de dólares de su gran protector, la Administración de Bush, a quien le gustaría colocar al presidente polaco, Alexander Kwasnieski, al frente de la OTAN. El líder polaco se resiste por el momento a dejar su país.

¿Cómo se ha llegado a esta armonía aparente sólo dos meses y medio después de que la Alianza Atlántica entrara en una de las crisis más graves de su historia? "Los socios se dieron cuenta de que proseguir con las discrepancias iba a dañar seriamente a la organización. Ha habido responsabilidad y pragmatismo ante el peligro de que la crisis se ahondara", declara lord Robertson poco antes de viajar a España en un almuerzo con siete periodistas.

El pragmatismo procede de Alemania, que desde enero lidera junto con Holanda la ISAF. Ambos obtuvieron la ayuda de la Alianza, que fue aceptada por todos los socios, la misma que va a recibir Polonia: logística, espionaje, comunicaciones y generación de fuerzas. Sin embargo, la de los polacos tiene una mayor significación por lo que puede suponer de puerta hacia una implicación más directa de la OTAN en Irak.

Y la responsabilidad de Francia, que no opuso problemas para dar luz verde a la asistencia a Polonia y, sobre todo, tampoco bloqueó la futura misión de los atlánticos a Afganistán, la primera fuera de su área de competencia, algo que los franceses han visto siempre con enorme recelo. "Es sorprendente la rapidez con que se tomó la decisión. Tal vez a nadie le interesaba echar más leña al fuego", comentaba ayer una fuente diplomática europea.

El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, que no estará en Madrid al acompañar al presidente George W. Bush en la cumbre con palestinos e israelíes en Sharm el Sheij, expuso claramente durante su visita a Bruselas el objetivo de Washington: la Alianza Atlántica debe desempeñar una función directa en el mantenimiento de la paz en Irak. Francia ha mitigado sus reservas, sobre todo después de la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. "Oficialmente, ningún país miembro lo ha solicitado", dice el secretario general, que descarta que el tema se resuelva antes del otoño, cuando norteamericanos y británicos revisen el estado de sus fuerzas en Irak.

Pero el optimismo de lord Robertson decrece cuando se aborda el tema de las capacidades de defensa de los países aliados y los compromisos contraídos en la cumbre de Praga. "Se han hecho progresos, pero tal vez no suficientes. Yo he hecho una evaluación personal de los avances y en general doy un seis o un siete sobre diez". El tema será afrontado más directamente en la reunión que los ministros de Defensa celebrarán dentro de dos semanas en Bruselas.

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