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Entrevista:FRANZ FISCHLER | Comisario de Agricultura y Pesca

"España puede quedarse aislada en las negociaciones de la política agrícola"

Franz Fischler (Tirol, Austria, 1946), el hombre que gestiona desde 1995 la política agrícola común (PAC) de la Unión Europea, la más voluminosa desde el punto de vista presupuestario, cree que su proyecto de reforma va a recibir la luz verde de los Quince en el próximo consejo de Agricultura del 11 de junio. Las dos líneas fundamentales de dicha reforma las marcan la desvinculación de las ayudas directas a partir de 2004, es decir que los subsidios no se otorguen en razón de la producción sino para mantener las explotaciones en buenas condiciones, y el recorte de esas ayudas en un 19% para las grandes explotaciones a partir de 2007 desviando una parte importante del dinero al desarrollo rural.

"No se puede resolver el tema de los fondos estructurales a través de la política agrícola"

Pregunta ¿Cuál ha sido el resultado de los últimos encuentros bilaterales?

Respuesta Los estados miembros se están moviendo y la mayoría están decididos a llegar a un acuerdo en junio. Otra impresión es que la mayor parte de los países candidatos está a favor de la reforma, especialmente en la desvinculación de las ayudas.

P. España es partidaria de una desvinculación parcial, es decir, que las subvenciones sigan teniendo en parte la producción como referencia.

R. El problema es que no todos los países tienen la misma idea. En la mesa de negociación hay hasta seis modelos diferentes de desvinculación parcial y España por sí misma ha presentado hasta tres diferentes. Es difícil contestar si uno está a favor o en contra. Nosotros no decimos que todo deba desvincularse al 100%. Si hay un riesgo real de abandono de producción, como puede ocurrir con el trigo duro, el arroz o las patatas de fécula, es un asunto que debemos analizar en profundidad. Aquí hay que ser poco dogmáticos. En arroz, por ejemplo, debemos asegurarnos que en áreas tradicionales como Andalucía se mantenga la producción.

P. España mantiene un rechazo total de la reforma.

R. El problema es que si uno mantiene una posición demasiado extrema corre el riesgo de quedar aislado. Eso está claro. Yo sólo puedo pedir a la delegación española que presente propuestas aceptables. Por ejemplo, es impensable que Francia y Alemania acepten una propuesta que suponga el desvío de miles de millones de euros de sus arcas hacia España. Eso sí, hay que tener muy en cuenta otras posiciones españolas, como las de las zonas desfavorecidas.

P. Quizá la estrategia española es la de mantener fondos agrícolas, en vista de que va a perder fondos estructurales.

R. Sí, pero esto no es posible. No se puede resolver el problema de los fondos estructurales a través de la política agrícola. Estamos a favor, eso sí, de que la política agrícola tenga un elemento de cohesión. España tiene una ventaja y es que la mayor parte de sus explotaciones agrícolas son pequeñas y, como se sabe, las que perciben menos de 5.000 euros anuales de subvenciones estarán exentas de los recortes, del dinero que se quiere desviar a desarrollo rural, en cuya contribución se va a tener en cuenta el PIB, lo que quiere decir que van a salir favorecidos los países que, como España, tienen un PIB bajo.

P. Estamos a once meses de la ampliación. ¿Por qué no esperar ya a la entrada de los nuevos países, Polonia entre ellos, para acometer una reforma tan importante?

R. Los candidatos están totalmente integrados en el proceso de discusión, pero esperar hasta el año que viene no es una opción real. Si no tenemos éxito ahora en la reforma, la cláusula de paz en la OMC (Organización Mundial de Comercio) desaparecerá a final de año, lo que permitirá a sus miembros atacar nuestros pagos directos. Sólo si decidimos ahora, podemos ir por delante en Cancún (ronda de la OMC en México en septiembre próximo). A nivel interno también es necesario porque en primavera empezará la campaña para las elecciones europeas y en julio se elegirá a un nuevo presidente de la Comisión. Por último, ahora tenemos un marco financiero estable para la PAC hasta 2013.

P. Cuando la producción deje de ser la referencia para el subsidio ¿cómo se podrá controlar que un agricultor no venda su ganado, por ejemplo, y siga percibiendo ayudas?

R. Es decisivo que empecemos a establecer nuevos sistemas de control. Se tomará una muestra del 5% de los agricultores de la UE que deberá ser inspeccionado para comprobar si respetan las nuevas condiciones impuestas y si vemos que no las cumplen deberán devolver las ayudas. Esto va a aumentar la transparencia.

P. ¿Se evitarán fraudes como el de las ayudas al lino español?

R. Sí, es nuestro objetivo. Este uso irregular de las ayudas daña muchísimo la imagen de la PAC y su aceptación. Tenemos que demostrar lo serios que podemos llegar a ser con los controles.

El comisario Franz Fischler, en una imagen de archivo.
El comisario Franz Fischler, en una imagen de archivo.ASSOCIATED PRESS

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