La sequía en El Fondo amenaza a dos aves en peligro de extinción

El 80% de los ejemplares de la cerceta pardilla y la malvasía cabeciblanca, dos aves incluidas entre las especies en peligro de extinción, anidan en el Parque Natural del Fondó, ubicado entre los términos de Elche y Crevillent (Baix Vinalopó). Su presencia en este paraje se encuentra en peligro debido a la sequía que sufre el humedal, propiedad de la Comunidad de Riegos de Levante. Esta agrupación agrícola decidió cerrar la entrada de agua a las lagunas debido a su alta densidad de sal que arrastra desde el río Segura.

Como consecuencia, una de las dos charcas se encuentra vacía y la otra con una escasa capa de agua. El gerente de Riegos de Levante, José Manuel Miralles, confirmó ayer que la situación se mantiene y que aún no es posible introducir agua en el Parque.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), Sergio Arroyo, considera que la falta de agua pone en peligro la presencia de estas dos aves. En condiciones normales, como el pasado año, sólo una pareja de malvasía logró anidar en el Fondó y otras tres de cerceta pardilla. Este año, que deben buscar otros lugares para la anidada, la situación "será terrible para estas especies".

Arroyo considera que la situación del Fondó puede ser catastrófica a medio plazo, puesto que el resto de los humedales de la zona no cubren las necesidades de estas aves. El llenado del Fondó del Amorós -vacío desde el invierno- de San Fulgencio (Vega Baja) no paliará la falta de agua estancada que garantice la supervivencia de estas aves. En este humedal, poco frecuentado por estas especies, se han hallado 11 parejas de malvasía. "El Clot de Galvany y Amorós sólo suman un 5% de la superficie que representa el Fondó, lo cual no es suficiente", apuntó Arroyo.

La limpieza de las aguas, que contenían una alta densidad salina, a finales de invierno afectó a estas aves en pleno proceso de nidificación. Para Arroyo, la depuración de las aguas del Parque se podría haber retrasado a final de julio y garantizar así la anidada de las especies más sensibles.