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Columna
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Miau

Permítame el lector que le cuente un viejo chiste soviético. Se reúne el Comité Central del Partido Comunista de la URSS. Quiere aumentar el ingreso de divisas por turismo y decide hacer un club de strip-tease. Para ello, se crea una comisión, que, durante varios años, viaja por todo el mundo, va tomando ideas y opta por copiar con todo detalle el más prestigioso club de París. Lo inauguran con gran pompa, pero no acude nadie a visitarlo. El Comité Central se reúne de nuevo para estudiar las razones del fracaso. Repasan todo con minuciosidad: ni las bebidas, ni el servicio, ni la decoración tienen nada que envidiar al club de París que les ha servido de modelo. No encuentran ningún fallo, hasta que uno de los miembros del Comité pregunta por la bailarina: "¿Tendrá ella la culpa?". "Es imposible", le responden, "la compañera hace cincuenta años que tiene el carné del Partido".

Este chiste me ha venido a la memoria cuando repasaba las repercusiones que ha tenido en el PSOE malagueño el fracaso de su candidata. Tenía todo a favor: le han acompañado en sus mítines Felipe González, Rodríguez Zapatero y Manuel Chaves. Ha logrado llenos que no consiguió el alcalde cuando vino Aznar a apoyarle. Esta vez, la candidata del PP no era la populista Celia Villalobos, sino un señor con una cara muy seria. Los presupuestos de campaña habían sido reforzados, porque el PSOE declaró desde el primer momento que era una prioridad recuperar la alcaldía de Málaga. (Primer error: si descubres tus prioridades estás obligado a reconocer el fracaso cuando no logres alcanzarlas). Además, el PP tenía el viento en contra: el chapapote, lo de Irak, la boda de la niña de los Aznar...

Leo en el diario Sur que la candidata está contenta. Eso es bueno: se ve que está rodeada de profesionales del optimismo que no quieren perder su puesto. Pero el objetivo, creo recordar, era ganar, o, al menos, hacerle perder la mayoría a De la Torre.

¿No hay nada mejor en Sevilla ni en Málaga que Monteseirín o Bustinduy? No deja de ser curioso que los dos secretarios provinciales del PSOE que se han presentado a estas municipales -la de Málaga y el de Almería- hayan sido derrotados. Además, son estas dos provincias -las más desarrolladas y con mayor futuro- las únicas en las que el PP supera al PSOE en votos totales. Es evidente que los socialistas no sintonizan con la ciudadanía más avanzada. Predican la necesidad de ser emprendedores, pero los que ya son emprendedores pasan del PSOE-A, un partido que tiene otras prioridades que se superponen a la recuperación de cuotas de poder: que todo fluya sin sobresaltos, que nada haga la más mínima sombra al liderazgo indiscutido. Todo lo demás, son "problemas".

En Málaga, donde el número de militantes del PSOE ha disminuido en dos tercios, más que militantes lo que el PSOE-A tiene son empleados -del propio PSOE, de la Junta, de la Diputación...- dispuestos a hacer lo que les manden con tal de no convertirse en cesantes. Quién le iba a decir a Don Benito Pérez Galdós que en el siglo XXI su novela Miau seguiría estando viva.

¿De verdad alguien cree que se puede culminar la modernización de Andalucía con un PSOE cada vez más anclado a sus bases rurales?

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